Liliana Valenzuela
Puerto Escondido, Oaxaca.- Radicado en este destino desde hace más de 19 años, Jorge Nataren López, originario de Pijijiapan, Chiapas, se dedica a confeccionar redes para distintos clientes entre Puerto Ángel y Tres Palos en Guerrero así como de otras regiones, afirma que los pedidos disminuyeron al iniciar la pandemia, pero a partir de este año las ventas están repuntado.
“Cuando empezó la pandemia bajó, pero ahorita hay más venta, como muchos han estado encerrados, quieren ir a pescar, están saliendo más pescadores con la pandemia”, observó.
Por estos días fabrica un trasmallo de 100 x 4 metros para la pesca de lisa y ojotón, sin embargo, lo que más vende son atarrayas, de las que existen unos 10 tipos diferentes e indicó que la más solicitada en la Costa, es las de 5 pulgadas.
Las atarrayas se diferencian por número, de acuerdo al ancho del tejido de la red, en relación al tamaño y tipo de pez. Dijo que las atarrayas son redes menos invasivas en comparación a las redes camaroneras que “arrasan con todo”.
Las atarrayas que fabrica desde hace 35 años se usan en la pesca artesanal, pesca ribereña, en bocabarras, manglares, lagunas y en ríos, donde aplica una modificación, va “sin bolsas”, señaló.
Desde su oficio, piensa que un pescador debe tener conocimiento de que la atarraya fina es solo para sardina y “no le puede meter la de camarón porque mata mucha cría, hay que cuidar porque al mar no se le siembra, al mar hay que cuidarlo, que se reproduzca”, y denunció que muchos usan redes camaroneras que hacen “matazón”, “Hay una veda, se meten a pescar y el daño se lo hace uno, al (inspector) de pesca no, él tiene su sueldo, uno debe respetar las vedas”, reflexionó.
Jorge Nataren explicó que conoció este ofició porque de joven perdió un año de escuela y “tenía que hacer algo”, siempre le gustaron las redes y así conoció a don Paulino Cervantes de Veracruz, que fue su maestro. En su taller localizado en Granjas del Pescador, el tejedor recordó que uno de sus alumnos ahora es un boxeador conocido, “el Gallito”, mientras termina el trasmallo de 100 metros con ayuda de un nuevo aprendiz, Eduardo, un pescador local.