CIUDAD DEL CARMEN, Campeche (EA) — La crisis financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) ha alcanzado niveles críticos, con una deuda con proveedores que supera los 24 mil millones de dólares, la cifra más alta en al menos 13 años. En plataformas petroleras en el Golfo de México, contratistas racionan alimentos básicos como tortillas y frijoles, suspenden pagos y reducen personal, mientras la producción petrolera nacional se desploma a mínimos históricos.
Según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), al cierre de 2024, Pemex adeudaba 506 mil 200 millones de pesos (unos 24 mil 300 millones de dólares). Esta deuda creciente, combinada con una producción en su punto más bajo en cuatro décadas y pérdidas por 30 mil millones de dólares en 2024, ha encendido alarmas en la industria energética mexicana.
Ferris detenidos, hoteles vacíos y tortillas racionadas
En Ciudad del Carmen, principal base de operaciones para la industria petrolera marina, los efectos son visibles. Ferris que trasladan a trabajadores a las plataformas han suspendido servicios por falta de pago. El Hotel Llirre, que solía alojar exclusivamente a personal petrolero, se encuentra casi vacío. En altamar, proveedores han empezado a racionar alimentos y limitar el acceso al agua en los “floteles”, donde duermen los trabajadores.
“Ha sido un caos”, dijo Blas Valenzuela, soldador para la contratista Blue Marine, quien declaró que le adeudaban tres turnos de 14 días. La empresa también había dejado de cubrir transporte, hospedaje y comida. Blue Marine confirmó retrasos por parte de Pemex, pero aseguró que ya pagó a Valenzuela y atribuyó los recortes a una menor demanda de servicios.
En febrero, trabajadores realizaron una huelga de hambre en protesta por el racionamiento alimenticio. La situación ha alcanzado un punto en el que incluso se teme por la seguridad operativa: la reducción de personal de mantenimiento e inspección eleva el riesgo de accidentes como explosiones y derrames, ya recurrentes.
Una ciudad en declive
El auge petrolero de Ciudad del Carmen en los años setenta atrajo a gigantes como Schlumberger, Baker Hughes y Halliburton. Sin embargo, tras alcanzar su pico en los 2000, la producción cayó debido a reformas privatizadoras, la salida de inversión extranjera y años de mala gestión. Hoy, las casas antes lujosas del complejo residencial de Pemex están deshabitadas y la tasa de subocupación es la más alta entre las principales ciudades mexicanas, según el Inegi.
“Para recuperarnos, no solo se debe pagar lo que se debe, sino garantizar el cumplimiento continuo de contratos”, dijo Carlos Arjona Gutiérrez, presidente de la Cámara de Comercio local.
Soluciones aplazadas y pagos pendientes
Pemex no respondió a solicitudes de comentario, pero ha negado que recortará personal de planta. Sin embargo, la pérdida de empleos entre contratistas ya afecta sus operaciones. La situación es tan crítica que la presidenta Claudia Sheinbaum intervino a inicios de año para prometer el pago completo a proveedores en marzo, plazo que luego fue pospuesto sin nueva fecha.
El director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, declaró que trabajan con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en posibles soluciones, incluida la emisión de un bono soberano. También se consideró un préstamo sindicado encabezado por bancos como Citigroup y Deutsche Bank, sin éxito.
La SHCP prevé liberar 6 mil 400 millones de dólares en marzo y abril para pagos a proveedores. Adicionalmente, Pemex recurrió a préstamos por 7 mil 400 millones de dólares en el último trimestre de 2024 para reducir su pasivo. No obstante, analistas señalan que este tipo de financiamiento solo traslada la deuda de los proveedores a los bancos. “Simplemente está pasando del crédito de proveedores a otra forma de deuda”, señaló Cathy Hepworth, de PGIM Fixed Income.
Persiste el escepticismo
A pesar de los anuncios, en Ciudad del Carmen persiste la incertidumbre. En diciembre pasado, los vuelos al helipuerto local se suspendieron por deudas con los operadores. Comercios vinculados al sector petrolero registran caídas de hasta 75% en sus ingresos.
“Extrañamos el bullicio de los trabajadores en el vestíbulo”, comentó Dora Flores Alejandro, propietaria del Hotel Llirre. Ingri McKay, quien administra un almacén en el puerto, señaló que sus ingresos se han desplomado.
Pemex, considerada durante años la empresa más endeudada del mundo, enfrenta ahora un escenario en el que el impago a sus contratistas amenaza con paralizar aún más su ya mermada producción. La situación pone a prueba no solo la viabilidad financiera de la paraestatal, sino también la capacidad del gobierno mexicano para sostener una industria clave en medio de la incertidumbre económica global.