WASHINGTON (EA) — La administración del presidente Donald Trump anunció este martes la imposición de aranceles del 104% a ciertos productos importados desde China, medida que entrará en vigor a la medianoche. La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó la decisión, señalando que es una respuesta directa a las recientes represalias arancelarias de Pekín.
Esta escalada se produce después de que el presidente Trump impusiera aranceles del 34% a las importaciones chinas, a lo que el ministro de Comercio chino, Wang Wentao, respondió que China “luchará hasta el final” e impondría sus propios aranceles en represalia. La administración Trump considera que las acciones de China son un “gran error” y ha decidido aumentar aún más los aranceles, agravando los temores de una guerra comercial abierta entre ambas potencias.
Los mercados financieros reaccionaron con volatilidad ante el anuncio. El índice S&P 500, que había iniciado la jornada con un alza del 4,1%, perdió todas sus ganancias antes de cerrar con un leve incremento del 0,4%. El Dow Jones Industrial Average subió 300 puntos (0,8%) después de haber ganado previamente 1.460 puntos, mientras que el Nasdaq registró un modesto aumento del 0,2%. La incertidumbre sobre la escalada en la guerra comercial genera preocupación en los inversores sobre el impacto en la economía global.
China, por su parte, anunció la imposición de un arancel del 34% a todas las importaciones de productos estadounidenses a partir del 10 de abril, como medida de represalia. Además, Pekín ha indicado que implementará más controles a la exportación de tierras raras, materiales utilizados en productos tecnológicos de alta gama.
La administración Trump sostiene que estas medidas buscan crear condiciones comerciales más justas y fomentar la manufactura estadounidense. Sin embargo, críticos advierten que los aranceles podrían perjudicar a empresas y consumidores en Estados Unidos al incrementar costos y generar incertidumbre económica. Empresas como Apple y Tesla, que dependen de componentes fabricados en China, podrían verse particularmente afectadas.
La escalada en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China ha generado inquietud en la comunidad internacional, ante el temor de que una guerra comercial prolongada pueda afectar negativamente la economía global. Ambas naciones han expresado su disposición a negociar, pero hasta el momento no se han alcanzado acuerdos concretos para desescalar el conflicto.
Con información de The New York Post, The Verge y AP News.