Oaxaca de Juárez, Oaxaca. – De acuerdo con el informe “Mapa Criminal, México 2019-2020” elaborado por la organización Lantia-Intelligence, en Oaxaca operan cuatro organizaciones criminales relacionadas con cárteles de la droga con presencia nacional.
Los cárteles de Sinaloa (CDS), Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Golfo (CDG), asi como el Cártel de Oaxaca o del Istmo de Tehuantepec, son quienes atenazan con su presencia a la entidad.
Las células del CJNG y de CDG activas —escisiones de estos grupos criminales— se dedican a actividades que van desde el “huachicoleo” —comercio ilícito de hidrocarburos—, el trasiego de drogas y narco menudeo, el cobro de “derecho de piso”, hasta los delitos de alto impacto como robo al transporte y la trata de personas.
Los altos índices de criminalidad han aguzado a las autoridades estatales y federales a intensificar sus operativos en las zonas limítrofes con Veracruz y Chiapas.
El documento detalla que, a la fecha el CJNG y el CDG, son los únicos que mantienen presencia a nivel nacional, tras las dos crisis de violencia que se registraron entre los años 2008 y 2012, y de 2014 a la fecha, que desembocaron en la pulverización de las grandes organizaciones delictivas que existieron desde finales de la década de los setenta.
La primera crisis sobrevino cuando los hermanos Beltrán Leyva se escindieron del Cártel de Sinaloa que comandaba Joaquín “el chapo” Guzmán, y cuando los Zetas rompieron su alianza con el Cártel del Golfo, del que eran su brazo armado.
En el sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa, la política de seguridad apuntaba a capturar a los líderes criminales a través de operativos conjuntos, lo que ocasionó que las organizaciones delictivas guerrearan entre sí y como saldo se registraran 120 mil 463 homicidios dolosos, poco menos del doble de los que se anotaron durante el mandato de su antecesor, el también albiazul Vicente Fox Quezada, 60 mil 280.
La segunda hecatombe inició en 2014, y aún está en curso. Eclosionó por la creación de grupos de autodefensa en los estados de Guerrero y Michoacán, así como por la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, lo que ocasionó que el Gobierno federal incrementara el despliegue de las Fuerzas Armadas.
La captura de los cabecillas de grupos delictivos como los Caballeros Templarios, la Familia Michoacana y el Cártel de Sinaloa empoderó al CJNG y abrió la brecha para emergieran grupos locales y regionales cuya actividad se concentra el robo de combustible, al transporte y tráfico de personas.
La versión electrónica del documento expone que, los cárteles de Sinaloa (CDS), Jalisco Nueva Generación (CJNG), junto con los Zetas, los Caballeros Templarios, los Beltrán Leyva y la Familia Michoacana conforman el pool de 6 organizaciones delictivas con presencia nacional.