Compra local y de temporada, te aportarán todos los nutrientes y lo notarás en el precio de la compra. Es la mejor forma de reducir el precio de la cesta de la compra. Tal como recuerda la campaña del Ministerio de Consumo, la comida de proximidad y de temporada es barata, sana y sostenible.
Compra más en los mercados municipales y tiendas de barrio y menos en el supermercado. También, podemos comprar directamente a los agricultores, usar otros canales de venta como los grupos de consumo o cooperativas e incluso podemos cultivar algunos de nuestros propios alimentos.
Fíjate en las etiquetas y evitar la compra de alimentos que vienen de fuera y han recorrido largas distancias, como es el caso de algunas frutas y verduras. Priorizando siempre el producto de proximidad.
Recupera los patrones de la dieta mediterránea con platos tradicionales, típicos de nuestra cultura gastronómica y adaptarla a los nuevos tiempos con recetas sanas, sencillas y atractivas: hummus, patés vegetales, hamburguesas de legumbres, fermentados como el chucrut…
Planifica los menús semanales y la cesta de la compra para no desperdiciar alimentos. En la cocina no se tira nada, hay que agudizar el ingenio y aprovechar todas las partes de los alimentos como hacían nuestras abuelas. Podemos, por ejemplo, aprovechar para hacer conservas vegetales en temporada que luego podemos tomar durante todo el año.
Evita los alimentos envasados, refinados como cereales, bollería, productos azucarados y/o edulcorados y precocinados. ¡Cocinar más! Devolver a nuestras cocinas el protagonismo que siempre han tenido como fuente de salud.
Trata de disminuir el consumo de plástico, comprando alimentos a granel como las semillas, los frutos secos, las legumbres…
Disminuye el consumo de carne y aumenta el consumo de alternativas vegetales.
No desperdicies comidas, utiliza las sobras en otros de tus platos, deja volar tu imaginación y reinventa tus recetas.
Lleva una lista y compra la cantidad que vayas a consumir, reduces el desperdicio a la vez que evitar comprar alimentos envasados.
Bebe agua del grifo, si es posible, y disminuye el consumo de botellas de plástico.
En definitiva, es importante reducir el consumo de alimentos de origen animal, evitar los productos azucarados, cereales refinados, productos procesados y precocinados.
En la dieta, hay que aumentar los alimentos frescos e incorporar mayor proporción de alimentos vegetales en nuestra alimentación: legumbres, frutos secos y semillas, cereales integrales y abundantes frutas y verduras, sobre todo, las propias de cada temporada y locales/de proximidad, priorizando aquellas procedentes de producción agroecológica.
¿Y qué alimentos no pueden faltar en tu cesta sana, barata y ‘eco’? Te lo contamos a continuación con Irene Lezcano.