La operación, que se produjo antes del amanecer, ocurrió luego de que las autoridades nicaragüenses acusaran el 5 de agosto al obispo de la diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez -un abierto crítico del gobierno del presidente Daniel Ortega- de presuntamente “organizar grupos violentos” e incitarlos “a realizar actos de odio contra la población”, reportó la agencia de noticias ap, desde México.
Álvarez, de 55 años, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, es acusado por la Policía Nacional de intentar “desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”, aunque no existan aún pruebas.
El crítico jerarca fue detenido junto a los sacerdotes José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, primer y segundo vicario de la catedral de Matagalpa de San Pedro, respectivamente.
También fueron detenidos Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; así como los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira, el camarógrafo Sergio Cárdenas y el sacerdote Raúl González.
Condenan arrestos e indiferencia del papa
El obispo auxiliar de Managua y exiliado, Silvio Báez, condenó el arresto y pidió a las autoridades liberar y respetar la dignidad de Álvarez.
“Con el corazón indignado y dolido condeno el secuestro nocturno de Mons. Álvarez. ¡Quienes lo sepan, digan dónde está mi hermano obispo! ¡Que sus secuestradores respeten su dignidad y lo liberen! De nuevo, la dictadura vuelve a superar su propia maldad y su espíritu diabólico”, escribió en un tuit.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) indicó en un mensaje que “esta madrugada la Policía asaltó con lujo de violencia la curia episcopal de la Diócesis de Matagalpa, y se llevó secuestrado a Monseñor Rolando Álvarez y demás sacerdotes y laicos con rumbo desconocido”.
“¡Basta ya de tanto silencio! Hablen quienes tienen que hablar y dar la cara, a eso se le llama ‘pecado de omisión'”, dijo, por parte, el padre Edwing Román, exiliado en Estados Unidos, en referencia a la presunta indiferencia del papa Francisco.