Hoy despedimos al peor presidente de la ciudad de Oaxaca, el morenista Francisco Martínez Neri, a quien cariñosamente los capitalinos conocemos como “Chico Mugres”. Su podrida administración fue rebosante de corrupción e inmundicia. En campaña ofreció una ciudad educadora; en cambio, dejó un Centro Histórico convertido en cantina, calles y avenidas infestadas de delincuentes y un río Atoyac más contaminado que nunca. En suma, un ayuntamiento en ruinas. Como buen político, prometió, prometió hasta que metió (la mano en las arcas), y una vez metido (el dinero en sus bolsillos), olvidó lo prometido.