CIUDAD DEL VATICANO (EA) — El papa Francisco, de 88 años, sigue “mejorando” tras dos semanas hospitalizado por una neumonía bilateral, informó el Vaticano el jueves 27 de febrero de 2025. Sin embargo, su pronóstico permanece “reservado” debido a la complejidad de su condición, que requiere más días de estabilidad antes de cualquier cambio en el diagnóstico.
El líder de 1.400 millones de católicos fue internado el 14 de febrero en la clínica Gemelli de Roma por una bronquitis que evolucionó a neumonía bilateral. Su estado de salud se agravó el pasado fin de semana, alcanzando un punto “crítico pero estable” el martes, según el Vaticano.
Desde entonces, los reportes médicos han destacado avances. El miércoles se informó una “leve mejoría”, con la insuficiencia renal en remisión, y el jueves se indicó que alternó entre oxigenoterapia de alto flujo y ventimascarilla, además de dedicar la mañana a fisioterapia respiratoria.
A pesar de su delicada situación, Francisco retomó algunas labores desde el hospital a principios de esta semana, mientras fieles en todo el mundo oran por su recuperación. El informe médico más reciente señala que los tratamientos están dando resultados, aunque los médicos evitan apresurarse en pronósticos optimistas.
Esta hospitalización, la cuarta desde 2021 y la más prolongada hasta ahora, ha intensificado la preocupación por la frágil salud del pontífice, quien en años recientes ha enfrentado múltiples problemas médicos.
También ha reavivado especulaciones sobre una posible renuncia, un tema que ha rondado al Vaticano desde que Francisco admitió en 2022 que el retiro era una opción ante un deterioro significativo de su condición.
Francisco, quien asumió el papado en 2013, ha lidiado con dolencias crónicas, como una cirugía intestinal en 2021 y problemas respiratorios recurrentes. A sus 88 años, su capacidad para liderar la Iglesia católica enfrenta crecientes interrogantes, aunque él ha insistido en continuar mientras su salud lo permita.
Por ahora, el Vaticano mantiene un tono cauto pero esperanzador. La evolución del papa será clave en las próximas jornadas para determinar si su mejoría se consolida o si el cuadro clínico presenta nuevos desafíos. Mientras tanto, la incertidumbre sigue marcando el ambiente en Roma y más allá.