En la era digital, es cada vez más común ver a niños de todas las edades con un celular en mano. Desde bebés que aprenden a deslizar la pantalla hasta preadolescentes inmersos en redes sociales, los dispositivos móviles se han convertido en parte fundamental de la infancia moderna. Pero, ¿estamos evaluando realmente el impacto de esta tecnología en su desarrollo?
El celular ofrece ventajas innegables: acceso a información educativa, comunicación con familiares y entretenimiento interactivo. Sin embargo, también conlleva riesgos como la exposición a contenido inapropiado, la disminución del tiempo de juego al aire libre y el peligro de la adicción digital. Estudios han demostrado que el uso excesivo de pantallas puede afectar la atención, el sueño y el desarrollo social de los niños.
Como padres y cuidadores, es crucial encontrar un equilibrio. La Organización Mundial de la Salud recomienda queclos niños menores de dos años eviten el uso de pantallas y que aquellos entre dos y cinco años no superen una hora diaria de exposición. Más allá de las cifras, lo importante es fomentar el uso responsable y acompañado del celular, promoviendo la exploración del mundo real tanto como del digital.
El desafío está en nuestras manos. En lugar de demonizar la tecnología, debemos enseñar a los niños a aprovecharla de manera positiva. Limitar el tiempo frente a la pantalla, establecer momentos libres de dispositivos y fomentar actividades offline pueden marcar la diferencia. Al final del día, el mejor filtro de contenido siempre será la guía y el ejemplo de los adultos.