CIUDAD DE MÉXICO — La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fijó el viernes como meta para alcanzar un acuerdo con Estados Unidos y evitar los aranceles que Donald Trump amenaza con imponer a partir del 4 de marzo.
Durante su conferencia matutina del lunes 24 de febrero, Sheinbaum subrayó la urgencia de cerrar negociaciones y no descartó una nueva llamada con el mandatario estadounidense.
“Si es necesario, buscaré otra conversación telefónica con el presidente Trump, lo que haga falta”, afirmó desde el Palacio Nacional. El plazo de Trump, que incluye gravámenes a importaciones mexicanas y canadienses, así como al acero, aluminio, gas y petróleo, expira en nueve días, presionando al gobierno mexicano a responder rápido.
Sheinbaum confirmó que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, sostuvo un encuentro con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, aunque evitó dar detalles sobre avances. “Las negociaciones siguen. Hay una delegación de Economía y Hacienda trabajando con autoridades estadounidenses”, explicó. La mandataria enfatizó que México busca priorizar su relación comercial con Estados Unidos y Canadá, urgiendo a Trump a hacer lo mismo.
El gobierno mexicano intensificó esfuerzos para cumplir las demandas de Washington, que incluyen frenar la migración ilegal y el tráfico de fentanilo. Como muestra, desplegó más de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte para reforzar la seguridad y contener ambos flujos, una medida destacada tras la llamada entre Sheinbaum y Trump el 3 de febrero, que derivó en una “pausa” temporal de los aranceles.
La amenaza de Trump no se limita a productos básicos. También planea impuestos al acero y aluminio, argumentando que las importaciones masivas de estos materiales comprometen la seguridad nacional de Estados Unidos. De concretarse, entrarían en vigor el 12 de marzo y afectarían a países como México, Canadá, Argentina, Australia, Reino Unido y la Unión Europea. Los productos más golpeados serían láminas y tubos de acero —clave en construcción, industria automotriz y petrolera—, además de barras y estructuras metálicas usadas en maquinaria.
Francia, por su parte, reaccionó a la ofensiva de Trump. El gobierno galo exigió a la Comisión Europea imponer aranceles inmediatos a productos estadounidenses como represalia, elevando la tensión comercial global.
En México, el gabinete de Sheinbaum mantiene diálogos constantes con funcionarios de Estados Unidos para disuadir las tarifas. La presidenta insistió en que el acuerdo comercial trilateral con Norteamérica debe ser la prioridad. “Estamos trabajando para que el viernes tengamos bases sólidas antes del plazo fatal”, afirmó.
Las negociaciones llegan en un momento crítico. Si no hay trato, México enfrentará un impacto económico directo en sectores estratégicos, mientras Trump refuerza su postura proteccionista. Por ahora, Sheinbaum apuesta a la diplomacia y a la presión en la frontera para desactivar la amenaza.