No me lo tomen a mal, pero dicen las malas lenguas que el edil de Pinotepa Nacional hace unos días dejó tirado a su Ayuntamiento “como cosa que no sirve”.
Cuentan que Antonio Marbel Jiménez Meza se ausentó de sus funciones como presidente municipal de una comuna donde literalmente corren ¡ríos de sangre!
Para quienes no lo conozcan, Pinotepa Nacional es un municipio ubicado en la Costa de Oaxaca, próximo a los límites con Guerrero, en donde sin exagerar se podría decir que una persona es ejecutada cada dos días.
El semáforo delictivo apunta que, en el mes de agosto se cometieron 18 asesinatos en Pinotepa; sí, 18 ejecuciones para una población de poco más de 55 mil habitantes. Pero al alcalde eso parece no importarle.
¡Qué León Guanajuato ni que ocho cuartos! En Pinotepa la vida no vale nada, comienza siempre llorando y así llorando se acaba.
¡No! No es una frase rocambolesca, es la triste realidad de un municipio que tuvo la desgracia de confiarle una alta responsabilidad a un individuo que poco o nada hace por remontar la adversidad.
El 6 de agosto pasado, en medio del fragor de las balas, le dijo al periodista Carlos Mario Méndez, corresponsal de Estado Actual, que no solo a él se le había “salido de las manos” el tema de seguridad, sino a los gobiernos federal, estatal y a “todos los ciudadanos”.
¡No! No es broma, hay registros en audio digital de la desafortunada declaración del municipe de extracción morenista. A resultas, es la confesión de un timonel que no admite su parte en el naufragio.
Benditas redes sociales que propalaron la noticia sobre que Antonio Marbel acudió —el lunes 19 de septiembre— a tomarse la foto frente a las oficinas del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, en la Ciudad de México, porque la verdad es que nos tuvo con pendiente.
En su publicación, el malogrado concejal detalló que acudió a la dependencia “para garantizar el patrimonio” del municipio “y en la búsqueda de mejoras en el bienestar de los Pinotepenses”. ¡Hágame usted el favor!
Lo cierto es que, aprovechando el viaje —probablemente con todos los gastos pagados a costillas del erario— el 18 de septiembre se le vio quitado de la pena como invitado especial en el Tercer Congreso Nacional de Morena en la Ciudad de México.
No era para menos, en la pasada “olimpiada del fraude” su esposa, Laura Valle Martínez, logró colarse como consejera del distrito electoral 22 con cabecera en Pinotepa Nacional.
A las 17:00 horas de ese mismo domingo, en la esquina de las calles 10ª Sur y 5ª Oriente del Barrio el Zapote, dos sujetos fueron atacados a tiros, uno sobrevivió, mientras el otro de nombre Israel E., empleado del IEEPO, pereció por la gravedad de sus heridas.
Permítanme descollar una pregunta que desde hace dias mi inquieta: ¿de qué sirve tener una autoridad que finge y no funge?
Maldita semántica, bien dicen que, asi como en la gramática una letra hace la diferencia, en política el genuino deseo de servir de un gobernante marca el destino de todo un pueblo.
Pobre Pinotepa, tan lejos de dios y en las garras de Marbel.