Unos meses antes de que el coronavirus emergiera en Wuhan, China y desencadenara la peor crisis económica y de salud en los últimos cien años, López Obrador sostenía que en su gobierno “le interesaba tener servidores públicos con 90% de honestidad y sólo 10% de experiencia”.
Según él, en la época neoliberal, había servidores públicos graduados en el extranjero con mucha experiencia, pero charlatanes y corruptos.
“La incompetencia, también es corrupción”, le respondió la senadora Xóchitl Gálvez. Advertencia que se hacía patente en la desgracia de la línea 12 del Metro, que involucró no a funcionarios del pasado neoliberal, sino a connotados servidores y políticos de la 4T.
Lejos de fortalecer al servicio profesional de carrera, el presidente profundizó sus vicios, al integrar un equipo de trabajo no con base en el mérito, sino a partir de la lealtad a su proyecto.
El coronavirus lo pondría a prueba, y a la mitad del camino, el desarrollo sostenible alcanzado en su gobierno ni siquiera igualan lo hecho por sus predecesores en cuatro indicadores clave:
- La economía presentó una caída de -0.1% en su primer año de gobierno, que se profundizó en 2020 al descender -8.3%, al rehusarse a brindar apoyos fiscales para aminorar el impacto económico de la pandemia. Aún con un crecimiento económico del 6.2% en 2021, como recién pronóstico Banxico, en la primera mitad del sexenio habría un decrecimiento promedio anual del PIB de -0.73%.
- Las cifras económicas a la baja se tradujeron en mayor pobreza. Entre 2018 y 2020, la población en esta condición pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas. Al final de su segundo año de gobierno, 3.8 millones de mexicanos se sumaron a las filas de la pobreza.
- De 2018 a 2020, la población sin acceso a servicios públicos de salud pasó de 20.1 a 35.7 millones de personas; 15.6 millones de mexicanos quedaron fuera de esta cobertura. Tan sólo en 2020, se tuvo un exceso de mortalidad de 326,279 defunciones, asociadas principalmente al Covid-19, y otras enfermedades, de acuerdo con el INEGI.
- En los primeros 31 meses de su gestión, el país acumuló 80,122 carpetas por homicidio doloso y feminicidio. Un récord histórico que superó en 140 y 54% el número de carpetas abiertas por ambos delitos, en el mismo periodo de los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, respectivamente.
Siendo candidato, López Obrador prometió un círculo virtuoso de crecimiento económico del 4% promedio anual con el que apostaba reducir los asesinatos y la desigualdad. Pero hasta ahora, son tres años de palabras y retrocesos. Tener popularidad del 60% sin resultados en estos ejes, puede ser producto de la charlatanería, pero no del buen gobierno.