OAXACA, Oaxaca (EA) — En medio de la tensión que estalló este miércoles, Karina Barón Ortiz, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, llegó al cuartel general de la Policía Estatal en San Bartolo Coyotepec para calmar un enfrentamiento con agentes que protestaban por supuestos planes de despedir a casi 200 de sus compañeros. Su visita ocurrió tras el inicio de una huelga y la ocupación del edificio por parte de un grupo de policías estatales, quienes exigían claridad sobre rumores de despidos y soluciones a quejas acumuladas.
Barón Ortiz rechazó categóricamente los despidos y se comprometió a atender cada una de las preocupaciones de los agentes. Los manifestantes, que comenzaron su protesta en las primeras horas del día, señalaron la falta de viáticos, equipos obsoletos y uniformes como parte de sus reclamos. Además, ofreció gestionar reuniones con el área jurídica de la Secretaría de Seguridad Pública para esclarecer documentos enviados a las regiones, insistiendo en que las acusaciones de terminaciones eran infundadas.
Los policías mostraron disposición al diálogo, pero exigieron el cumplimiento de demandas relacionadas con salarios, condiciones laborales y equipamiento. Su protesta, surgida tras la difusión de supuestos avisos de despido, derivó en pedidos de renuncia de altos mandos, incluyendo al secretario de Seguridad Pública, Iván García Álvarez; la propia Barón Ortiz; el comisionado de la Policía Estatal, Plácido Jarquín; el jefe del Estado Mayor, Amado Jiménez Osorio; y el responsable del despliegue operativo, Dionisio Ruiz López.

El secretario de Gobierno, Jesús Romero López, respaldó las declaraciones de Barón Ortiz al asegurar que ningún agente sería despedido. Esto reiteró lo dicho el martes por el gobernador Salomón Jara, quien prometió mantener intacta la plantilla. Sin embargo, la desconfianza persistió entre los uniformados, algunos de los cuales afirmaron que las listas de despidos ya estaban listas, a pesar de las negativas oficiales.
El conflicto estalló luego de que circularan documentos que sugerían recortes de personal, avivando temores entre los agentes. Romero López calificó los papeles de falsos, pero los inconformes se mantuvieron escépticos, alegando promesas incumplidas reiteradas. “No solo peleamos contra rumores,” dijo un policía anónimo frente al cuartel. “Queremos compromisos reales: mejores sueldos, herramientas adecuadas y respeto.”
La llegada de Barón Ortiz marcó un giro hacia la negociación tras horas de impasse. Ambas partes mostraron un optimismo cauteloso, aunque los agentes prometieron sostener la huelga hasta ver avances concretos. La funcionaria propuso reuniones posteriores, incluyendo revisiones legales para desmentir los rumores y atender las carencias logísticas.