Los medios de comunicación en México han sido tradicionalmente actores claves en la reproducción de estereotipos de género y en la perpetuación de la violencia simbólica. La violencia mediática, entendida como la representación distorsionada o dañina de las mujeres en los medios, se manifiesta de varias formas, como la objetivación, el acoso digital, la trivialización de la violencia y la exposición de las mujeres como víctimas pasivas o subordinadas.
Según el informe de México: La violencia mediática contra las mujeres publicado por la Red Nacional de Refugios (RNR) en 2020, un 70% de los medios de comunicación en México presentan a las mujeres en roles estereotipados que refuerzan la subordinación y la violencia. Además, el 40% de las mujeres mexicanas ha sido víctima de violencia mediática, en especial a través de redes sociales, televisión y publicidad. Este tipo de violencia se intensifica con la proliferación de contenido digital y redes sociales, donde las mujeres sufren constantemente acoso, amenazas, difamación y exposición de su vida privada sin su consentimiento.
Según un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de 2019, el 65% de los personajes femeninos en la televisión mexicana son representados de manera subordinada o como víctimas, mientras que solo el 12% desempeñan roles de liderazgo o poder. Además, el 70% de los personajes femeninos en la televisión son presentados en un contexto que enfatiza su apariencia física, vinculándolas con estereotipos de belleza, lo cual contribuye a la objetivización de la mujer.
Los estereotipos de género en los medios contribuyen a la violencia simbólica, un concepto desarrollado por el sociólogo Pierre Bourdieu, que se refiere a la imposición de una visión del mundo que naturaliza la desigualdad de género. Estos estereotipos se reflejan en la representación de las mujeres como objetos de deseo, sumisas, dependientes o simplemente como soporte para las historias de los personajes masculinos. Esto no solo reduce el rol de la mujer a su belleza o su relación con los hombres, sino que también contribuye a la percepción de que las mujeres deben aceptar la violencia o la discriminación como parte de su rol social.
Un informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de 2022 destacó que, en al menos el 40% de los casos de feminicidio, los medios de comunicación recurren a una cobertura que revictimiza a las mujeres, basándose en su vestimenta o su vida sexual, en lugar de centrarse en la responsabilidad de los agresores.
La violencia mediática afecta la capacidad de las mujeres para ocupar espacios públicos y participar activamente en la sociedad. Según el estudio El sexismo en los medios publicado por la organización Articulación Feminista en 2021, las mujeres representan solo el 27% de las fuentes de información en los medios de comunicación, y cuando se les presenta en las noticias o programas, a menudo son descritas en términos de su relación con los hombres o como víctimas de situaciones de violencia, lo que reduce su agencia y protagonismo.
Los estereotipos de género y la violencia mediática son fenómenos interrelacionados que siguen siendo una barrera importante para la igualdad de género en México. La representación distorsionada y sexista de las mujeres en los medios contribuye a la perpetuación de la violencia de género, refuerza la desigualdad social y limita las oportunidades de las mujeres para participar plenamente en la vida pública y privada. Es esencial que los medios de comunicación asuman un compromiso ético con la representación equitativa y respetuosa de las mujeres, para contribuir a la construcción de una sociedad más justa y libre de violencia.