En las últimas décadas, México ha presenciado un cambio significativo en la participación política de las mujeres, gracias a ello, hoy contamos con la primera Presidenta. A pesar de ser un país con una larga historia de desigualdad de género, las mujeres hemos logrado acceder a puestos de poder a través de reformas legales y una creciente conciencia social en la agenda feminista.
La lucha por la igualdad de género en México ha sido intensa. Aunque el sufragio femenino se otorgó en 1953, las mujeres comenzaron a ocupar cargos públicos en números significativos a partir de los años noventa. En 1996, se aprobó la Ley de Cuotas, que estableció que al menos el 30% de las candidaturas a puestos de elección popular debían ser ocupadas por mujeres. Esta reforma marcó un hito en la participación política femenina, aunque la implementación y el respeto a la ley han sido irregulares.
En 2014, se introdujo una reforma electoral que elevó la cuota al 50%, lo que ha impulsado aún más la representación de mujeres en cargos de elección popular. Según datos del Instituto Nacional Electoral (INE), en las elecciones federales de 2021, las mujeres ocuparon el 50.8% de las candidaturas a diputaciones y el 49.2% a senadurías.
Hasta 2023, las mujeres ocupaban el 49.9% de los escaños en la Cámara de Diputados, lo que representa un récord histórico en México. En el Senado, la representación femenina también ha mejorado, alcanzando el 48.2%. Además, en 2021, 7 de los 32 gobiernos estatales fueron encabezados por mujeres, lo que equivale al 21.9% de los gobiernos estatales.
Sin embargo, la llegada de mujeres a posiciones de poder no ha estado exenta de retos. La violencia política de género sigue siendo un problema grave, con numerosas candidatas y funcionarias enfrentando amenazas, acosos e incluso asesinatos. Según el INE, en el proceso electoral de 2021 se registraron más de 800 agresiones a mujeres políticas, evidenciando un entorno hostil que limita nuestra participación plena.
La participación de las mujeres en el poder en México ha avanzado de manera significativa en las últimas décadas, gracias a reformas legales y a la lucha constante por la igualdad de género. Sin embargo, los desafíos que aún persisten son importantes y requieren un compromiso colectivo para ser superados, hoy más que nunca el país debe garantizar que la vida pública de las mujeres sea privilegiando nuestros derechos.
La violencia política de género, la cultura machista y la falta de apoyo institucional son barreras que deben ser abordadas para que podamos ejercer el derecho a participar plenamente en la vida política del país.
La historia de las mujeres en el poder en México, es una historia de resistencia y lucha, y su avance en la política es un reflejo del potencial que podemos tener en la construcción de un país más justo y equitativo.