La maternidad subrogada es un proceso en el cual una mujer, la gestante, lleva en su vientre a un bebé para otra persona o pareja que no puede concebir por sí misma, este tema ha sido debatido en muchos países debido a las implicaciones éticas, legales, sociales y económicas que involucra.
En el contexto mexicano, la maternidad subrogada ha experimentado un crecimiento significativo, aunque con una regulación aún incierta y contradictoria, lo que trae consigo una serie de desafíos, riesgos y consecuencias tanto para las gestantes como para los futuros padres.
Países como India y Ucrania, que fueron destinos populares para este servicio, han implementado restricciones y cambios en sus legislaciones debido a preocupaciones sobre la explotación de mujeres vulnerables, la comercialización de la maternidad y la falta de protección legal adecuada para todas las partes involucradas.
En contraste, algunos estados de Estados Unidos, como California, han legalizado la maternidad subrogada comercial bajo regulaciones estrictas, mientras que otros países, como Francia, Alemania o Italia, han prohibido completamente la práctica.
En México, la maternidad subrogada es legal solo en dos estados que Tabasco y Sinaloa, donde se permite bajo ciertos requisitos legales y médicos. Sin embargo, no existe una legislación federal clara que regule este proceso, lo que ha generado una situación ambigua y, en muchos casos, la falta de protección para las partes involucradas.
Uno de los mayores riesgos en la maternidad subrogada es la posible explotación de mujeres en situaciones de vulnerabilidad económica y social. En muchas ocasiones, las mujeres que acceden a ser gestantes subrogadas son de sectores de bajos recursos que pueden verse presionadas a aceptar estos contratos debido a la oferta de una compensación económica significativa
La maternidad subrogada implica riesgos médicos inherentes a cualquier embarazo, como complicaciones durante el parto o problemas de salud derivados de los tratamientos hormonales previos. Esto plantea cuestionamientos sobre los límites éticos de la práctica, ya que la vida de un niño y el bienestar de una mujer se convierten en transacciones comerciales.
Uno de los principales retos que enfrenta México en relación con la maternidad subrogada es la falta de una legislación, es urgente establecer un marco legal que regule los aspectos éticos de la maternidad subrogada. Esto incluye la protección de los derechos de la mujer gestante, el bienestar de los niños nacidos a través de este proceso y la transparencia de los acuerdos entre las partes involucradas.
En el país es una práctica en crecimiento, pero enfrenta importantes desafíos y riesgos debido a la vulnerabilidad de las mujeres gestantes. Es crucial que se aborde la cuestión con un marco regulatorio que proteja tanto los derechos de las gestantes como los de los niños nacidos por esta vía, y que evite la explotación y mercantilización del proceso.