Esta columna, por la fecha se la dedico a mi hermana Gemma Adriana Leyva Aguilar que hoy cumple años, no sé cuántos ni me interesa, lo que sé es que la he amado 55 y la voy a amar el resto del tiempo que me quede de vida, tal vez más.
A ella que es una Maestra en Educación, que es -como yo- una lectora voraz, una crítica ácida, un cerebro libre, una mente que brilla, un alma que inspira, una mujer sin par, una madre excepcional, una guerrera legendaria, un diamante cegador…
Estoy seguro que si le pregunto a Gemma ¿qué significado tiene para ella leer?, me diría algo así: “para mi leer es como estar sentada en una balsa en un arrecife marino y tirarse un clavado al mar para descubrir un mundo que desde la superficie no se puede ver”.
Lo sé de cierto, ella me respondería con una metáfora como esa, didáctica y explícita para que no me quedara ninguna duda que leer, es entrar en mundos desconocidos, es meterse al fondo de la mente del autor y escudriñar en sus pensamientos para buscar respuestas; me diría que el que lee es un buscador incansable, un viajero en las letras, un armonizador de palabras; el que lee -me diría- es un agradecido, tan agradecido que un día aprenderá a escribir.
Y tendría razón ¿cómo saber si no es al través de los libros?, ¿cómo buscar conciencia de algo, si no leyendo?, ¿cómo crecer espiritualmente, conscientemente, socialmente, políticamente, filosóficamente, artísticamente si no al través de los libros?
Ella me diría que los libros deberían de ser gratis para todos, que los bares y las cantinas, deberían cerrarse para abrir bibliotecas públicas, que los políticos deberían leer más, antes de querer representar al pueblo, que el pueblo debería de leer más para escoger mejor a sus representantes, que un pueblo desarrollado es el que más libros lee al año, que la gente no es ignorante por pobre, sino pobre por ignorante.
Cuánta riqueza hay en el que lee. Qué placer es platicar con un letrado, con una persona que ha leído que sabe de lo que habla, que entiende, que razona porque los libros le han ayudado a pensar, a preguntarse la veracidad de lo que escucha o ve. Todos deberíamos leer mucho, quizá deberíamos leer más que comer.
Gemma coincidiría conmigo cuando digo que mientras más leo, más se, que menos se.
Por eso me da asco, repulsión, vómito; me causa indignación y preocupación al mismo tiempo lo que dijo ayer Marx Arriaga, el director de materiales educativos de la Secretaría de Educación Pública: “LEER POR GOCE, ES UN ACTO DE CONSUMO CAPITALISTA”.
Este señor Marx Arriaga que prometió “mejorar” los libros de texto y que de 18 solo reformó dos y mal según expertos, es el responsable de diseñar e imprimir los libros que van a leer los niños de México, imagine usted en manos de quien está la educación pública en nuestro país.
¿Acaso hay alguna otra manera -a los que disfrutamos leer- que no sea por goce?, ¿ese señor leerá por obligación?, o peor ¿él piensa que debemos leer… por doctrina?
Estaba buscando un adjetivo inspirado que lo califique y no encontré ninguna palabra que lo defina de mente entera más que “PENDEJO”.
Dice el Diccionario de la Lengua Española que “pendejo” quiere decir tonto, estúpido, cobarde, pusilánime, taimado, de mente regular y desordenada; me parece que el adjetivo le viene al señor, como la pandemia al peje…” como anillo al dedo”.
No entiende el estulto servidor público, que aún no se ha instaurado en nuestro país -y tampoco lo vamos a permitir- una dictadura tiránica.
México es un país libre donde cualquiera que lo desee, puede ir a una librería a comprar por ejemplo “La Víctoria” de Jaime Sánchez Susarrey, una novela de ficción política en ese ya lejano 2005 que hoy se ha convertido en una desagradable realidad, trece años después de escrito. O que puede enterarse de quién es el que gobierna desde un Palacio Imperial leyendo “El Mesías Tropical” del historiador Enrique Krauze y un sin fin de literatura para no creer en las mentiras y en las ocurrencias de quien hoy nos gobierna.
Lo que dijo Marx Arriaga, es un crimen en un país que se dice democrático, deberíamos todos los mexicanos pedir su destitución de un puesto donde debiera estar un estadista y no un idiota.
@leyvaguilar
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