La forma de violencia más grave hacia una mujer es el feminicidio, definido como el asesinato de una mujer por razón de género, es un problema crítico en México que ha alcanzado proporciones alarmantes en los últimos años. Durante el último sexenio el país ha sido testigo de un incremento sostenido en la violencia de género, lo que ha llevado a una crisis de seguridad para las mujeres.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en 2018 fueron 916 víctimas de feminicidio, en 2019, se reportaron 974, en 2020, 978, en 2021, 1004, en 2022, 1015, y en 2023, 848; dando un total de 5735 feminicidios en los últimos 6 años. La cifra promedio mensual de feminicidios se ha mantenido por encima de los 80 casos, un dato inquietante que refleja la persistente violencia de género en el país.
Según la Organización de las Naciones Unidas en México asesinan un promedio de 9 a 10 mujeres al día. Los estados con las tasas más altas de feminicidios incluyen Veracruz, Ciudad de México, y Puebla, donde la violencia contra las mujeres ha alcanzado niveles críticos. En Veracruz, por ejemplo, el número de feminicidios en 2022 ascendió a 167, posicionándose como uno de los estados más peligrosos para las mujeres. Estas cifras no solo representan estadísticas frías; detrás de cada número hay historias de vidas truncadas y familias destruidas.
La situación de los feminicidios en México no puede entenderse sin considerar el contexto sociopolítico del país. La impunidad es un factor crucial en este fenómeno, ya que, en relación a datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), más del 90% de los feminicidios quedan sin castigo. Esta falta de justicia no solo perpetúa la violencia, sino que también desalienta a las mujeres a denunciar los abusos que sufren.
Además, las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia a las mujeres han sido criticadas por su ineficacia y corrupción. Muchas víctimas y sus familias enfrentan obstáculos significativos al intentar acceder a la justicia, lo que agrava la crisis. La cultura de la violencia y el machismo que permea diversas esferas de la sociedad mexicana también juega un papel fundamental en la normalización de este tipo de crímenes.
El aumento de feminicidios ha provocado una respuesta social contundente. Movimientos feministas han emergido con fuerza, organizando marchas, protestas y campañas de sensibilización. Estas acciones han logrado poner el tema en la agenda pública, presionando al gobierno para que tome medidas efectivas.
Los feminicidios en México durante el último sexenio son una manifestación trágica de la violencia de género que ha arraigado en la sociedad. A pesar de los esfuerzos realizados, los datos indican que la situación sigue siendo crítica, con un alto índice de impunidad y una respuesta gubernamental que no ha sido suficiente para frenar esta ola de violencia.