Cada tanto, las redes sociales nos regalan una nueva “tradición” que nadie recuerda haber celebrado antes, pero que de repente se convierte en ley no escrita. Este 21 de marzo, las flores amarillas son la última moda. Pero, ¿de dónde salió esta fiebre floral y por qué justo en esta fecha?
La respuesta, como muchas de las tendencias virales, está en la ficción. Todo apunta a la telenovela argentina “Floricienta”, un éxito juvenil de los 2000. En la historia, la protagonista sueña con recibir flores amarillas de su enamorado porque simbolizan el amor y la felicidad. Esa escena, repetida y versionada hasta el cansancio en redes sociales, terminó convirtiéndose en un ritual. Hasta aquí, nada raro: hemos visto a la cultura pop imponer modas más extravagantes.
Lo curioso es que la fiebre por las flores amarillas empezó a asociarse con la llegada de la primavera, especialmente el 21 de marzo en el hemisferio norte. Quizá porque los campos se llenan de tonos dorados o porque la idea de “renacer” calza perfecto con el simbolismo romántico de la serie. Pero si uno revisa “Floricienta”, no hay mención específica a esta fecha. El vínculo es un invento de Internet, una especie de efecto Mandela colectivo que nadie cuestiona.
El resultado: cada 21 de marzo (o en septiembre, en Sudamérica), las redes se llenan de recordatorios para regalar estas flores, los comercios lo capitalizan y quien no las recibe siente que ha fallado en el amor. Una historia que empezó en la ficción y terminó en el marketing.
Así que, si alguien te da flores amarillas este 21 de marzo, agradécelo, pero no olvides que es un invento de la nostalgia pop. Y si no te las regalan, no pasa nada: la primavera llega igual, con o sin tendencia viral.