CIUDAD DE MÉXICO (EA) — Organizaciones indígenas y especialistas exigieron reforzar la protección de los derechos de autor colectivos después de que al menos 31 casas de moda internacionales replicaran sin permiso prendas y bordados tradicionales de México, señala la ONG Impacto.
Desde 2012 y hasta el primer trimestre de 2025, la plataforma Viernes Tradicional de Impacto ha registrado 41 casos de apropiación cultural indebida. Entre las marcas señaladas figuran Louis Vuitton, Christian Dior, Zara, Nike y Shein, que han comercializado réplicas de huipiles, blusas y grecas sin acreditar a las comunidades originarias.
El caso más reciente involucra a una diseñadora estadunidense que vende en Nueva York copias exactas de blusas rarámuri por 750 dólares, mientras las artesanas locales obtienen menos de 2,000 pesos mensuales por cada pieza original. En 2014, la firma mexicana Pineda Covalin reeditó diseños de Tenango de Doria sin consulta; más adelante, la marca Etia renombró huipiles de San Juan Colorado como “kaftanes” y omitió el crédito a las bordadoras.
La senadora Susana Harp, impulsora de reformas en materia de derechos de autor, recordó que en 2022 entró en vigor la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas (LFPPCPCIA). La norma prohíbe el uso no autorizado de símbolos, diseños y saberes ancestrales, y obliga a redistribuir equitativamente los beneficios de su comercialización.
Hasta ahora, dos denuncias contra marcas en México permanecen en negociación privada, informó la Secretaría de Cultura. No obstante, el sector artesanal advierte vacíos en la aplicación de las leyes. La antropóloga Marta Turok señaló que, sin reglamentos claros, las asambleas comunitarias podrían paralizar proyectos y desplazar a artesanas individuales.
Olivia Meza, de Impacto, urgió a las empresas a “nombrar correctamente los productos” y a reconocer la autoría originaria. “Se trata de un agravio doble: económico y cultural”, dijo, al referirse a la venta de textiles chinos impresos con motivos de Juchitán y Chiapas que compiten con las versiones artesanales.
Para visibilizar el problema, cooperativas como Original llevan a la Ciudad de México piezas auténticas que pueden superar los 2,000 pesos, precio que refleja horas de trabajo en el telar y bordado manual. Las organizaciones llaman a los consumidores a exigir transparencia en el origen de las prendas.