La agencia Moody’s rebajó la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) a B3 desde B1, señalando una peor calidad de crédito y a sólo un nivel de caer en lo que se denomina “especulación de alto riesgo”.
Esta evaluación responde a las mayores necesidades de liquidez que enfrenta la petrolera estatal mexicana, a un mayor costo del capital y a los vencimientos de deuda en el corto plazo.
Pemex “enfrentará mayores riesgos de negocio al continuar ampliando su capacidad de refinación y al tratar de incrementar su producción”, señaló la calificadora en un comunicado.
La petrolera requiere multiplicar sus inversiones para revertir un prolongado declive de su producción de crudo, que cayó de un promedio de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 a 1.9 millones al cierre de 2023.
La empresa estatal ya había perdido el grado de inversión en las evaluaciones de Moody’s en abril de 2020, por lo que Pemex se encuentra entre las compañías petroleras más endeudadas del mundo, con pasivos financieros que superan los 100,000 millones de dólares.
Al respecto, la agencia dijo que esperaba un déficit fiscal considerablemente mayor en México debido a los altos costos de endeudamiento, el gasto social y proyectos emblemáticos empujados por la administración actual.
El gobierno del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que asumió en 2018, ha buscado aliviar las finanzas de la principal empresa estatal mexicana, a la que considera un baluarte de la soberanía nacional.
Sin embargo, la petrolera ha venido registrando pérdidas por la baja en los precios del crudo y por distintos accidentes en sus instalaciones y plataformas.
En este tenor, la rebaja se anunció el mismo día que el Gobierno ordenó la expropiación de una planta de hidrógeno en una refinería de Pemex que había sido vendida a la francesa Air Liquide en la administración anterior.
Por Agencias.