La participación de las mexicanas en la ciencia ha evolucionado a lo largo de las últimas décadas, sin embargo aún enfrentamos importantes desafíos. A pesar de los avances hacia la igualdad de género, las mujeres seguimos sin una representación equitativa en muchas disciplinas científicas.
En 1970, solo el 14% de los investigadores en México eran mujeres, según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Este porcentaje ha ido incrementándose con el tiempo. En 2020, la representación femenina en el ámbito de la investigación alcanzó el 30%, lo que refleja un avance, aunque se encuentra lejos de la paridad. A pesar de esto, las mujeres aún enfrentan múltiples barreras que dificultan su plena participación en el campo científico.
En la actualidad, la presencia de mujeres en la ciencia mexicana es notable, pero varía significativamente entre diferentes disciplinas. En áreas como ciencias sociales y humanidades, las mujeres representan más del 50% de los investigadores. Sin embargo, en campos como la física, la ingeniería y las matemáticas, la representación femenina es considerablemente más baja. Según un informe de CONACYT de 2021, solo el 24% de los investigadores en ingeniería son mujeres.
Además, la brecha salarial entre hombres y mujeres en la ciencia sigue siendo una preocupación. Un estudio realizado por la UNESCO en 2021 indica que las mujeres científicas en México ganan, en promedio, un 20% menos que sus contrapartes masculinas, lo que perpetúa desigualdades en el ámbito laboral. Aunque las mujeres constituyen casi el 48% de los estudiantes en programas de posgrado, solo el 25% ocupa posiciones de liderazgo en instituciones de investigación.
Otro aspecto relevante es la participación de las mujeres en la toma de decisiones. Según un análisis del INEGI, en 2020, solo el 28% de los puestos directivos en instituciones científicas estaban ocupados por mujeres. Esto refleja la falta de representación femenina en las esferas donde se toman decisiones sobre financiamiento y dirección de proyectos.
Además, el acoso y la discriminación de género en el entorno académico son obstáculos significativos. Una encuesta realizada por la Academia Mexicana de Ciencias en 2019 reveló que el 45% de las mujeres en el ámbito científico había experimentado algún tipo de acoso. Este entorno hostil puede desalentar a las mujeres a continuar en el campo y contribuir a una alta tasa de deserción.
Aumentar la representación femenina en todas las disciplinas, cerrar la brecha salarial y fomentar un entorno de trabajo inclusivo son tareas urgentes. La sociedad, las instituciones educativas y las políticas públicas deben trabajar de manera conjunta para crear un futuro donde las mujeres puedan contribuir plenamente al desarrollo científico y tecnológico del país.