El trabajo no remunerado de las mujeres en México es una problemática estructural que afecta a millones de mujeres y tiene un impacto significativo en la economía del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT), las mujeres mexicanas dedican una cantidad considerable de su tiempo a tareas no remuneradas, como el cuidado de los hijos, la limpieza doméstica, la preparación de alimentos y la atención de familiares. Este trabajo, aunque esencial para el funcionamiento de los hogares y la economía en general, no recibe una compensación económica directa y frecuentemente es invisibilizado.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo de 2020, las mujeres mexicanas dedican en promedio 32.9 horas a la semana al trabajo doméstico y de cuidado, mientras que los hombres solo dedican 10.9 horas. Esto significa que las mujeres realizan aproximadamente el 75% de las tareas domésticas y de cuidado, lo que representa una sobrecarga de trabajo que no está reconocida ni remunerada.
El trabajo no remunerado de las mujeres tiene un valor económico significativo. El INEGI estima que si se asignara un salario a las actividades de cuidado y domésticas que realizan las mujeres, este trabajo representaría alrededor del 23.3% del Producto Interno Bruto (PIB) de México. Esto subraya la magnitud económica del trabajo no remunerado, aunque no se refleje en las estadísticas laborales oficiales.
Las mujeres que asumen una carga desproporcionada de trabajo doméstico y de cuidado enfrentan mayores dificultades para acceder a empleos formales, y cuando lo hacen, generalmente tienen jornadas laborales más cortas o empleos con menores salarios debido a las responsabilidades familiares. De hecho, según la ENUT, el 47.8% de las mujeres en México que no participan en la fuerza laboral lo hacen por responsabilidades familiares, en comparación con solo el 11.9% de los hombres.
La carga del trabajo no remunerado en los hogares mexicanos recae de manera desproporcionada sobre las mujeres, lo que refuerza las desigualdades de género en la sociedad. Las mujeres de áreas rurales y aquellas con menor nivel educativo tienden a dedicar aún más tiempo a estas actividades, lo que perpetúa la marginación económica y social de ciertos grupos de mujeres.
El trabajo no remunerado realizado por las mujeres en México constituye una forma de explotación invisible que tiene efectos económicos y sociales profundos. El reconocimiento de este trabajo y la implementación de políticas públicas que promuevan la redistribución equitativa de las tareas domésticas y de cuidado son esenciales para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, tanto en términos económicos como de género.