Los líderes de Irán prometieron el sábado vengar el asesinato de un científico vinculado a su programa nuclear. El líder supremo Ali Jamenei pidió un “castigo definitivo”, mientras que el presidente Hassan Rouhani prometió venganza y culpó a Israel.
El ayatolá difundió sus declaraciones en un comunicado publicado en su web oficial. Jamenei dijo que Mohsen Fakhrizadeh era un “destacado y distinguido científico nuclear”.
Israel —sospechoso desde hace tiempo de la muerte de científicos en medio de las tensiones nucleares con Teherán— no ha comentado al respecto. El ataque donde murió Fakhrizadeh fue una emboscada de tipo militar cuidadosamente planeada.
El asesinato incrementa el riesgo de elevar las tensiones en Medio Oriente, luego de que hace apenas un año ambas naciones estuvieron al borde de la guerra cuando Estados Unidos mató con un dron a un general iraní en Bagdad.
El atentado ocurrió en momentos en que el presidente electo Joe Biden está a punto de ser investido en enero y posiblemente le complique los intentos para conseguir que Estados Unidos regrese a un acuerdo tendente a garantizar que Irán no posea suficiente uranio altamente enriquecido para fabricar un arma nuclear.
En una reunión con el equipo de su gobierno encargado de responder al coronavirus, el presidente Rouhani reiteró que la muerte de Fakhrizadeh no detendrá su programa nuclear. El programa nuclear civil de Irán enriquece el uranio hasta un 4,5%, muy por debajo de los niveles de grado de armas del 90%.
“Responderemos al asesinato del mártir Fakhrizadeh en el momento adecuado”, dijo Rouhani. “La nación iraní es más inteligente que caer en la trampa de los sionistas. Están pensando en crear el caos”.
Horas antes, el canciller iraní Mohammad Javad Zarif afirmó que el homicidio de Fakhrizadeh tenía “indicios graves” de ser obra de Israel, pero no dio detalles.
“Los terroristas asesinaron hoy a un científico eminente iraní. Este acto cobarde, con graves indicios de la participación israelí, exhibe la desesperación guerrerista de los perpetradores”, escribió Zarif en Twitter.
El acuerdo, mediante el cual Irán restringió su enriquecimiento de uranio a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas, se fue a pique después de que el presidente Donald Trump retiró a su país del pacto en 2018.
Eran escasos los detalles sobre el asesinato de Fakhrizadeh en Absard, una pequeña localidad al este de la capital que es un sitio de retiro para la élite iraní. La televisión estatal dijo que una camioneta vieja cargada con explosivos y escondida bajo una carga de madera estalló cerca del sedán en el que viajaba el científico.
Cuando el vehículo de Fakhrizadeh se detuvo, al menos cinco sujetos armados aparecieron y lo acribillaron con armas de fuego, informó la agencia noticiosa semioficial Tasnim.
Fakhrizadeh murió en un hospital. Los heridos eran sus escoltas. Fotografías y un video difundidos en internet muestran un sedán Nissan con perforaciones de bala en el parabrisas y sangre en el camino.
Horas después del atentado, el Pentágono anunció que había desplegado nuevamente al portaaviones USS Nimitz en el Oriente Medio, una acción inusual debido a que la nave había estado meses en la región.
El Pentágono dijo que la disminución de fuerzas estadounidenses en Afganistán e Irak era el motivo de la decisión. “Era prudente tener capacidad defensiva adicional en la región para enfrentar cualquier contingencia”, agregó.
El atentado ocurrió días antes del décimo aniversario del asesinato del científico nuclear iraní Majid Shahriari que Teherán también atribuyó a Israel. Ese y otros asesinatos selectivos ocurrieron cuando el virus informático Stuxnet, que se cree fue creado por Israel y Estados Unidos, destruyó centrífugas iraníes.
Fakhrizadeh dirigió el programa “Amad” (“Esperanza”) de Irán. Israel y Occidente han alegado que fue una operación militar que buscaba la viabilidad de construir un arma nuclear en Irán. Teherán ha mantenido durante mucho tiempo que su programa nuclear es pacífico.
Con información de AP