El Partido Movimiento Ciudadano (MC), que tripula el expresidiario Dante Delgado Renauro, se ha convertido en el esquirol que con ánimo febril pavimenta las ambiciones del oficialismo rumbo a la presidencia de México.
Su dipsómano candidato Jorge Álvarez Máynez y demás secuaces no son los agentes de la nueva política, su conducta aviesa los exhibe como una caterva formada a la vieja usanza, perversos e inescrupulosos, bajos y serviles, convenencieros y acomodaticios. No obstante, nada hay de raro, pues desde hace mucho la política mexicana se ha convertido en el páramo de los vicios antes que en una pradera rebosante de virtudes.
En la primera parte de su obra titulada “Ética” —impresa en nuestros tiempos por la editorial Gredos— Baruch Spinosa sostuvo que “dos sustancias que tienen diversos atributos no tienen nada de común entre sí”. Al filósofo le asiste la razón cuando para demostrar su teoría sostiene que “cada una debe ser en sí y concebirse por sí, o sea, el concepto de una no implica el concepto de la otra”.
Nada bueno se puede esperar de Delgado Renauro, quien en 1996 fue encarcelado en el penal de Pacho Viejo, en el estado de Veracruz, acusado de los delitos de incumplimiento de deberes legales, peculado y enriquecimiento ilícito; prisión de la que logró salir hasta 1998, es decir, dos años después de haber sido capturado.
El emecista alegó, según una carta publicada por él en 2017, que su reclusión obedeció a una sola razón: “por cuestionar y confrontar al régimen” del priista Ernesto Zedillo cuando este usó la fuerza en el estado de Chiapas.
El fruto no cae más allá del árbol, Álvarez Máynez ha sido dos veces regidor por el PRD; en 2010, fue electo diputado local al Congreso de Zacatecas por la coalición “Primero Zacatecas” integrada por los partidos Nueva Alianza, Verde Ecologista y su odiado Revolucionario Institucional. Ya dentro de la LX Legislatura se incorporó a la bancada tricolor.
Luego, fiel a su ingratitud, en 2013 se unió al MC, donde ocupó el cargo de secretario de organización y acción política nacional hasta 2018; Posición desde la que trepó en 2015 a una diputación federal plurinominal por el partido “Fosfo Fosfo”, posición en la que repitió tras los comicios federales de 2021.
Ahora se vende como nuevo y emocionante, como algo refrescante e innovador que viene a cambiar la política mexicana; nada más alejado de la realidad. No se dejen engañar por el himno al esquirolaje, esa cancioncita que suena hasta en los antros, porque de lo contrario a ritmo de Yauwi terminaremos viendo como, por pura frivolidad, sucumbe la democracia mexicana.