Una semana complicada por la abundante y variada información que recibimos acerca de la evolución de la pandemia que entorpece su comprensión, entre brotes, rebrotes de contagios, cambios de colores de los estados de la República, encapsulados estos factores por las diferencias políticas entre dos frentes, uno el que apoya el proyecto y acciones del gobierno federal y los que están contra, que son los que no lo comparten, contagios de legisladores, el fallecimiento de un senador, el aislamiento de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la anunciada llegada de la vacuna a México en diciembre o hasta marzo del año que entra, nos ubican como un pueblo agobiado por la incertidumbre emocional ante el riesgo de la vida e integridad personal; pérdida patrimonial.
La situación se agrupa en la explotación que de la pandemia hacen estas dos fuerzas en contradicción, que profundiza el desconcierto de la población en el que se mueve. Por un lado, recibe mensajes de aliento del Presidente López Obrador que no se aparta de su línea de difusión, se concentra en repetir que la pandemia es manejada por su gobierno con mejores resultados que en otros países y que se está controlando, lo que contrasta con lo que difunde el Doctor Gatell y su equipo, que lejos de infundir confianza con los datos que da a conocer, provoca el efecto contrario y la crítica de expertos sanitarios.
El canciller Marcelo Ebrard afirma que el gobierno de Mexico tiene asegurado el acceso a la vacuna para enfrentar el coronavirus en diciembre o más tardar en marzo del 2021, dato singular que se espera se haga realidad tanto en lo sanitario como en lo político para la 4T, que retroalimente al ejecutivo federal antes del proceso electoral y que al mismo tiempo inhiba la mortalidad, el contagio y las consecuencias de la pandemia incluyendo el daño a la economía nacional.
En el otro frente, compuesto de actores políticos de la oposición y de organizaciones civiles, comentaristas y profesionales de la salud se agrupan en una crítica negativa en contra de las políticas de salud, seguridad, suministro de medicamentos, concentración del manejo de los recursos financieros por parte del ejecutivo, la desaparición de fideicomisos, la resistencia de gobernadores, que si bien constitucionalmente no es viable que se separen del pacto federal, si es un conflicto que divide a la opinión pública y factor relevante en la próxima elección de legisladores federales, locales, ayuntamientos y gobernadores.
Otra eventualidad que tendrá repercusiones, políticas, económicas y de una transformación modificada a la que ahora se presenta, lo será la eleccion de presidente de los Estados Unidos que hasta estos momentos favorece ampliamente al senador Joseph Biden frente a Donald Trump. Este último ha golpeado, consentido y alagado al gobierno del Presidente López Obrador; el trato hacia el gobierno de Mexico, de ganar la presidencia el senador Biden, se modificará y tendrán que revisarse las reglas que deriven de la visión demócrata en lo que toca su relación con Mexico y el Tratado recientemente firmado.
En este esquema de desconcierto, es complejo el rumbo que definirá los alcances de la transformación del país como paradigma de la 4T, que se percibe se desdibuja ante las contradicciones internas que trascienden a su estructura política partidista y la creciente oposición que puede fortalecerse de darse el cambio pronosticado en la presidencia de los Estados Unidos, de un gobierno republicano a uno democrático.
A los mexicanos nos queda enfocarnos en la prudente y racional reflexión acerca de lo que se difunde con el objeto de tomar una decisión que pueda contribuir reiniciar un proceso de real participación democrática mediante la participación comunitaria que legitime el quehacer oficial, sin presiones, ni mascaradas que encubren otros intereses ajenos al bienestar común.