* Aunque en la Agenda de Riesgos del Gabinete de Seguridad de los Gobiernos Federal y Estatal seguramente está previsto el surgimiento de violencia, obligado es advertir este grave escenario con saldo sangriento.
* La intromisión de extranjeros, de la delincuencia organizada y de grupos armados revolucionarios, complica el estado de cosas, al convertirse en un coctel altamente explosivo movido con mano negra.
Los trabajos de modernización de las vías del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec o Ferrocarril Transístmico continúan generando inconformidad en la zona norte del Istmo de Tehuantepec.
La oposición a los trabajos de rehabilitación de las vías acrecienta la tensión. Cada vez son más frecuentes los choques entre elementos de la Secretaría de Marina (Semar) y los campesinos.
La agresión con golpes y empujones de los marinos a campesinos del ejido Palomares al intentar impedir la continuación de los trabajos deja entrever que viene un enfrentamiento sangriento.
Aunque en la Agenda de Riesgos del Gabinete de Seguridad de los Gobiernos Federal y Estatal seguramente está previsto el surgimiento de violencia, es obligado advertir este grave escenario.
El enfrenamiento entre los elementos de la Secretaría de Marina y los activistas y milicianos de la Ucizoni se sumará a la violencia en Copala, en la zona triqui, y en Amoltepec, en la sierra sur.
Las acciones de resistencia y oposición a las obras del Corredor Interoceánico forman parte de las presiones y chantajes de los sindicatos de transportistas y de organizaciones como la Ucizoni.
La documentada intromisión de la delincuencia organizada y de grupos armados complica el estado de cosas al convertirse en un coctel altamente explosivo movido con mano negra.
El riego es mayor por la injerencia de extranjeros con intereses oscuros como el guatemalteco Juan Carlos Beas Torres, quien manipula a los indígenas y campesinos istmeños desde la Ucizoni.
La Marina debe profundizar su trabajo de inteligencia para identificar a los extranjeros que intervienen en la oposición al Interoceánico, algunos de ellos guerrilleros centroamericanos.
El dirigente de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo presume públicamente que “durante 30 años he luchado en contra de los malos gobiernos”.
Lo que el chapín no presume es que durante tres décadas se ha enriquecido lucrando con la permanente demanda de justicia social los indígenas y campesinos istmeños desde la Ucizoni.
Claro, no lo ha hecho por sí mismo, toda vez que en todo momento ha contado con la complicidad de los sucesivos gobernantes y funcionarios en turno a lo largo de los últimos cinco sexenios.
Raúl Martínez de Jesús, exagente municipal de Palomares, dijo que “de manera sorpresiva” trabajadores de la empresa La Peninsular llegaron a cambiar durmientes de madera por concreto.
“Fueron desalojados del Puente La Esperanza, cuando introducían maquinaria pesada para desviar el curso del río. Fueron expulsados del sitio porque no pidieron permiso para ingresar”, señaló.
Los trabajadores de La Peninsular cambiaron los durmientes y con el apoyo de 15 elementos armados de la Marina desalojaron con golpes y empujones a los campesinos de sus tierras.
Después del conato de enfrentamiento, los trabajadores de La Peninsular suspendieron sus labores, pero continuaron en el Puente La Esperanza, por lo que la situación era tensa.
Los activistas y milicianos de la Ucizoni denunciaron que los marinos pretendieron detener al exagente municipal de Palomares, Raúl Martínez, quien fue rescatado por los campesinos.
Solidariamente, Ucizoni amenazó ayer, “mañana se movilizarán otras comunidades de la zona norte, para impedir que la empresa La Peninsular, con el apoyo de la Semar, reinicien con sus labores”.
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