“Los paramilitares se escondían en nuestro edificio cuando el Ejército atacó. Decidimos esperar a que cesaran los disparos, tomamos a nuestra hija, un bolso con nuestros pasaportes y títulos universitarios, y huimos. Lo dejamos todo atrás, nuestra casa, nuestros amigos, mi familia, mi computadora portátil con todas nuestras fotos”.
Este es el impactante relato de Nidal, una madre de 29 años que, en conversación telefónica con DW, relató la situación vivida en la capital sudanés de Jartum, y pidió no revelar su apellido por motivos de seguridad.
Ella y su familia lograron finalmente llegar hasta el pueblo de Gallabat, para luego cruzar hacia la aldea fronteriza de Metema, en Etiopía, donde fueron recibidos con comida y refugio: “Aquí me siento segura, pero no sabemos muy bien qué vamos a hacer ahora”, señaló Nidal.
Sin ayuda oficial
Desde el inicio de los enfrentamientos entre el Ejéctio de Sudán, bajo el mando de Abdelfatah al Burhan, y el líder de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), Mohammed Hamdan Dagalo, alias Hemeti, miles de extranjeros han sido evacuados exitosamente.
Sin embargo, los sudaneses dependen de sí mismos y del apoyo de otros grupos, que coordinan ayuda a través de redes sociales. Los sudaneses comparten “información sobre las rutas que han tomado, advierten sobre obstáculos y restricciones, para ayudar a sus conciudadanos a tomar decisiones”, declaró a DW Michelle D’Arcy, directora para Sudán de la organización Ayuda Popular Noruega.
Usuarios de Twitter informan que los pasajes de autobús desde Jartum hasta la frontera con Egipto cuestan ahora hasta 363 euros, diez veces el precio habitual. Como consecuencia, “el desplazamiento no es posible para todos, y es una elección difícil para los sudaneses. En la situación actual, tanto quedarse como viajar implica riesgos”, añadió D’Arcy.
Crisis humanitaria en desarrollo
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), unas 3.500 personas cruzaron hacia Etiopía. Las autoridades de Chad informan de unos 20.000 refugiados sudaneses, y Sudán del Sur dice haber acogido a unas 5.500 personas.
Mientras tanto, Egipto declaró que 16.000 personas habían cruzado su frontera. En ese lugar, advierten de una posible catástrofe humanitaria, con miles de personas esperando por entrar: “Una de las tragedias está ocurriendo en la frontera entre Sudán y Egipto, donde incluso a quienes tienen pasaporte británico se les ha denegado el visado para entrar en Egipto”, declaró a DW Sami Hamdi, gerente de la consultora londinense The International.
“Egipto utilizará la situación para obtener financiamiento y apoyo internacional, o bloqueará la entrada”, agregó.
Los peligros de ir a Libia
En tanto, en Libia, no es la falta de visados lo que impide la entrada de sudaneses, sino los problemas de seguridad en el sur del país. La región está en manos de bandas conocidas por los secuestros, el contrabando de armas y el reclutamiento de militantes.
Esta es la razón por la que Isaac (quien pidió no usar su apellido por razones de seguridad) ha dicho a su esposa que se quede en Sudán a pesar de todo: “Me preocupan demasiado los traficantes de personas en la frontera entre Libia y Sudán”, contó a DW.
Sami Hamdi, de la consultora británica, no tiene muchas esperanzas en una solución al conflicto: “Libia, Egipto, Chad, Etiopía, Somalia, todos observan con gran preocupación lo que ocurre en Sudán”, explica. “Pero para las potencias regionales no se trata tanto de resolver lo de Sudán, sino más bien de intentar asegurarse de no sufrir por la crisis, aunque eso signifique cerrarle el paso a Sudán, en lugar de ayudarlo”, concluye.
Por Agencias.