Oaxaca.- En Oaxaca, en la zona mixe, en el poblado de San Pedro y San Pablo Ayutla, un grupo de sujetos desconocidos, trataron de atentar contra el presidente municipal Jesús Galván Rojas, por presuntos reclamos de corrupción.
Los inconformes irrumpieron de forma violenta en el estacionamiento del ayuntamiento, golpearon y rompieron la puerta de acceso y arrojaron bombas incendiarias a la unidad.
El munícipe quien pretendía abordar el vehículo, fue rescatado por personal de su ayudantía y topiles logro salir del sitio por una puerta lateral, donde se reporta ileso.
Del hecho tomó conocimiento la policía estatal y la Fiscalía General de Justicia (FGJO), que integró una carpeta de investigación por la agresión contra el munícipe.
En el lugar los manifestantes, lanzaron consignas, y exigieron a la asamblea comunitaria se reúna para llamar a cuentas al munícipe.
Rubén Calleja Pérez, representante de uno de los inconformes, adelantó que parte de la inconformidad del grupo contra el munícipe, fue consecuencia de la traición que cometió, porque se alió con las autoridades municipales de Tamazulapam del Espíritu Santo para romper el acuerdo de mancomunidad, de lo cual advirtieron nunca fueron consultados.
Indica que de la acción que convinieron las autoridades municipales tanto de San Pedro Ayutla como de Tamazulapam, sin acuerdo de sus plenarias hay un recurso de queja presentado ante los organismos de derechos humanos entre ellos la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), que espera resolución.
“Nosotros en Ayutla fuimos despojados de nuestras tierras por comuneros de Tamazulapam, que hasta nuestras fuentes de riego y de abasto de agua nos arrebataron y ello lo olvidaron nuestras autoridades municipales y agrarias”, agregaron.
Sin embargo, ante instituciones agrarias estatal y federales, hay un acuerdo firmado de paz, y de conciliación entre los municipios de San Pedro y San Pablo Ayutla y Tamazulapam, donde se ponen fin la disputa añeja agraria, se rompe con la mancomunidad y se pone fin en definitiva al conflicto por la disputa de un manantial y un bosque, que desde el acuerdo podrá ser utilizado por igual por ambas localidades indígenas.