La primera en ser inyectada fue Sandra Lindsay, una enfermera del Long Island Jewish Medical Center, ubicado en Nueva York.
En Estados Unidos, los primeros en ser vacunados son personal médico y residentes de albergues de ancianos. La esperanza que embarga a esos sectores de la población se ve atemperada por la tristeza ante la gran cantidad de fallecimientos, y la fatiga tras una intensa lucha de meses contra una pandemia que sigue causando estragos en todo el mundo.
“Esto es como estar casi al final de un maratón: uno está exhausto pero a la vez sabe que se acerca el final”, comentó el doctor Chris Dale, de Swedish Health Services en Seattle.
La vacuna, elaborada en conjunto por la estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech, es la primera en ser aprobada por el la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y será usada en la mayor campaña de vacunación en la historia del país.
Las primeras de las 3 millones de dosis empezaron el domingo a ser transportadas por camión o avión desde la fábrica de Pfizer en Kalamazoo, Michigan.
Todas son cuidadosamente empacadas en hielo seco a fin de garantizar que permanezcan en temperaturas gélidas para que no pierdan su efectividad.
Una vez lleguen a los respectivos centros de distribución, cada estado decidirá dónde empezar a aplicarlas.