Al menos 55 personas murieron tras el fuerte terremoto que sacudió Japón el día de Año Nuevo y los equipos de rescate se esforzaban el martes por llegar a zonas aisladas donde se habían derrumbado edificios, destrozado carreteras y cortado el suministro eléctrico a decenas de miles de hogares.
En Suzu, una localidad de poco más de 5,000 habitantes cercana al epicentro del sismo, 90% de las casas podrían haber quedado destruidas, según su alcalde, Masuhiro Izumiya, quien afirmó que “la situación es catastrófica”.
El movimiento, con una magnitud de 7.6, se produjo el lunes por la tarde, provocando que los residentes de algunas zonas costeras huyeran a terrenos más elevados mientras las olas del tsunami golpeaban la costa occidental de Japón, arrastrando algunos automóviles y casas al mar.
Se han detectado unos 200 temblores desde el movimiento inicial, según la Agencia Meteorológica de Japón, que advirtió de que podrían producirse más sacudidas fuertes en los próximos días.
El martes, un avión de la Guardia Costera que se dirigía a prestar ayuda a la región afectada por el terremoto colisionó con un avión comercial en el aeropuerto de Haneda, en Tokio, causando la muerte de cinco guardacostas. Los 379 pasajeros del vuelo de Japan Airlines escaparon.
El primer ministro, Fumio Kishida, declaró que el alcance de los daños causados por el sismo era “cada vez más claro” más de 24 horas después de que se produjera en la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa.
“El gobierno ha desplegado equipos de rescate de emergencia de las Fuerzas de Autodefensa, la policía y los bomberos en la zona y está haciendo todo lo posible para salvar vidas y rescatar a víctimas y supervivientes, pero hemos recibido informes de que todavía hay muchas personas esperando a ser rescatadas bajo los edificios derrumbados”.
Kishida dijo que unos 3,000 trabajadores de rescate estaban teniendo dificultades para llegar al extremo norte de la península, donde las inspecciones desde helicóptero habían descubierto numerosos incendios y daños generalizados en edificios e infraestructura.
Japón se encuentra en el “Anillo de Fuego”, un arco de volcanes y fosas oceánicas que rodea parcialmente la cuenca del Pacífico. En él se producen alrededor del 20% de los terremotos de magnitud 6 o superior del mundo, y cada año se registran hasta 2,000 sismos perceptibles.
Por Agencias.