El trabajo infantil en México es un fenómeno complejo y preocupante, que afecta a miles de niñas en diversas regiones del país. Según datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2021, se estima que alrededor de 3.6 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años realizan alguna actividad económica. De estas, aproximadamente el 40% son niñas, lo que representa una alarmante cifra en un contexto donde los derechos humanos y la educación deberían ser prioritarios.
El trabajo infantil en México es impulsado por factores socioeconómicos que incluyen la pobreza, la falta de acceso a educación de calidad y la necesidad de contribuir al ingreso familiar. En muchas comunidades rurales y marginadas, las familias dependen del ingreso que generan sus hijos e hijas, lo que a menudo lleva a las niñas a abandonar la escuela para trabajar. La situación es más crítica en estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas, donde las tasas de trabajo infantil son significativamente más altas que en el resto del país.
La pobreza extrema afecta a cerca del 23% de la población mexicana, y las niñas de estas familias suelen ser las más vulnerables. En muchas ocasiones, las niñas son empleadas en actividades informales y de bajo salario, como el trabajo doméstico, la venta de productos en la calle o el trabajo agrícola. Estas ocupaciones no solo son precarias, sino que también las exponen a riesgos físicos y emocionales.
El trabajo infantil tiene un impacto directo en la educación y la salud de las niñas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las niñas que trabajan tienen un 60% más de probabilidades de abandonar la escuela en comparación con sus pares que no trabajan. Esta deserción escolar limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional en el futuro..
Un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) destaca que las niñas que realizan trabajos pesados pueden sufrir problemas físicos, como lesiones, fatiga extrema y trastornos musculoesqueléticos. Además, la presión emocional y psicológica de combinar el trabajo y los estudios puede generar altos niveles de estrés y ansiedad.
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece que el trabajo de los menores de 15 años es prohibido, y que los adolescentes de 15 a 17 años pueden trabajar solo bajo condiciones específicas que no interfieran con su educación. Sin embargo, la aplicación de estas leyes sigue siendo un desafío, y muchas niñas continúan en situaciones de trabajo infantil sin el debido respaldo.
El trabajo de las niñas en México es un problema que demanda atención urgente. La combinación de factores socioeconómicos, la falta de acceso a educación de calidad y las débiles políticas de protección han llevado a que miles de niñas se vean obligadas a trabajar en condiciones precarias. Es fundamental que tanto el gobierno como la sociedad civil colaboren en la implementación de políticas efectivas que garanticen los derechos de las niñas y les brinden oportunidades para un futuro mejor.