Fracaso, una palabra que golpea como rayo. Un epíteto que exalta uno de los malogrados atributos que caracterizan a los gobiernos morenistas de Andrés Manuel López Obrador, primero, y de Claudia Sheinbaum, después. Una prueba irrefutable: la debacle de la nueva Mexicana de Aviación bajo la órbita militar. En cualquier tiempo y bajo cualquier sigla, el gobierno siempre ha sido un mal empresario. Las amargas experiencias cosechadas en las administraciones priistas de Luis “El Buey” Echeverría y José “El Tractor” López Portillo nos enseñaron (1), a la mala, que los políticos son pésimos inversionistas. Algo lógico y previsible, pues el dinero en juego no es de su peculio.
En sus memorias, Jesús Silva Herzog Flores, secretario de Hacienda con El Buey, recordaba cuando el Gobierno federal era dueño de un cabaret, el único en el mundo que perdía dinero en lugar de ganarlo (tal como lo dicta la ley del congal, esa que anticipa la proclividad de los hombres por el vicio y el placer, antes que por la bondad y la virtud). Una imagen acabada que ilustra con meridiana claridad que nuestra clase política nunca ha sido buena administradora; por el contrario, su naturaleza derrochadora ha propiciado que nuestras industrias jamás fueran eficientes y productivas.
Hoy, como hace cuatro décadas, el gobierno sigue sin escarmentar, pues la empresa del estado, que inició operaciones en diciembre de 2023, ha sido calificada como un proyecto fallido debido a sus carencias operativas y la gestión deficiente. Es así, pues de acuerdo con sus estados financieros más recientes, en los primeros tres trimestres de 2024, la nueva Mexicana de Aviación registró pérdidas por más de 932 millones de pesos, debido a que los ingresos de la aerolínea (243 millones de pesos en el mismo periodo) no son suficientes para cubrir los gastos. Una caída en picada que, en mayo de 2024, obligó a la Secretaría de Hacienda a incrementarle el subsidio gubernamental en un 1,030%. Cómo no habría de ser así, si en varias ocasiones sus aeronaves han despegado del AIFA con solo dos pasajeros.
La debacle de esta ocurrencia ha quedado expuesta con el anuncio, aunque matizado como una supuesta reestructuración operativa con miras a la elaboración de un plan maestro, hecho el pasado seis de enero en la “conferencia del pueblo” de la presidenta Sheinbaum, de que 8 de sus 17 rutas (Acapulco, Campeche, Guadalajara, Nuevo Laredo, Puerto Vallarta, Uruapan, Villahermosa e Ixtapa Zihuatanejo) dejarían de operar. Un año ha pasado, y apenas el gobierno va a revisar cuáles rutas tuvieron más pasajeros y cuáles menos. Esto es un completo desastre. Ninguna otra aerolínea en el mundo sobrevive con tales pifias. A ver si es cierto que para abril o junio el gobierno recibe el cantado Embraer E195-E2 con 132 asientos para sus primeras rutas internacionales y si con sus cinco nuevas aeronaves, que proyecta para este 2025, logra levantar el vuelo.
(1) Originalmente (en diciembre de 1976), José López Portillo (Jolopo) fue recibido como un apodo carismático. Le decían “El Tractor”, por venir a reemplazar a “El Buey” (su antecesor Luis Echeverria). Aunque, la mera verdad, sus caros y sucesivos tropiezos pronto le hicieron perder esa gracia.