El Colegio Electoral nombró oficialmente el lunes a Joe Biden como el próximo presidente de Estados Unidos, dándole una sólida mayoría electoral de 306 votos y confirmando su victoria en los comicios del mes pasado. La elección por estados cobró una importancia adicional este año ante el rechazo del presidente Donald Trump de aceptar su derrota.
En algunos estados se reforzó la seguridad mientras los votantes se reunían para emitir su voto con boletas de papel, portando mascarillas y cumpliendo las medidas de distanciamiento social y otras precauciones implementadas por el coronavirus. Los resultados serán enviados a Washington y contados el 6 de enero en una sesión conjunta del Congreso que presidirá el vicepresidente Mike Pence.
A pesar de todas las afirmaciones sin fundamento de Trump sobre fraude, hubo poco suspenso y ningún cambio luego de que se adjudicaron los votos electorales respectivos a Biden y Trump.
Biden venció cómodamente a Trump, quien tuvo 232 votos electorales, un margen de 74 votos que Biden señaló que Trump había calificado como aplastante cuando ganó por ese mismo margen en 2016. El día de las elecciones, el demócrata superó al republicano por más de 7 millones de votos populares a nivel nacional.
Los 55 votos electorales de California pusieron a Biden al frente de forma definitiva. Vermont, con 3 votos, fue el primer estado en emitir su reporte. Hawai, con 4 votos, fue el último.
“Una vez más, el estado de derecho, nuestra Constitución y la voluntad de la gente han prevalecido en Estados Unidos. Nuestra democracia, que fue presionada, puesta a prueba y amenazada, demostró ser resistente, verdadera y fuerte”, dijo Biden en un discurso en el que destacó el tamaño de su victoria y la cantidad récord de 81 millones de personas que votaron por él.
Biden renovó la promesa de su campaña de ser el presidente de todos los estadounidenses, hayan o no votado por él, y dijo que el país tiene que trabajar mucho en el virus y la economía.
Sin embargo, aún no había un reconocimiento de la derrota por parte de la Casa Blanca, donde Trump ha seguido haciendo afirmaciones sin fundamento sobre fraude electoral.
Trump seguía en la Oficina Oval después del atardecer, llamando a aliados y a republicanos mientras seguía el conteo del Colegio Electoral, de acuerdo con asesores de la Casa Blanca y de su campaña. El presidente a menudo se escabullía al comedor privado junto a la Oficina Oval para ver televisión, quejándose de que las cadenas televisivas manejaban el tema como una mini noche de elecciones, mientras que no daban tiempo al aire a sus impugnaciones.
El presidente estaba cada vez más decepcionado por el tamaño de los mítines “Stop the Steal” (Paren el robo) que se llevaron a cabo en todo el país, así como de las labores del Partido Republicano para colocar su propio cuerpo de electores en los estados. Un deseo presidencial para una feroz defensa del gobierno provocó apariciones en televisión el lunes por la mañana de Stephen Miller, uno de sus defensores más fervientes, para tratar de restar importancia de la votación del Colegio Electoral y sugerir que las impugnaciones jurídicas de Trump continuarían hasta el día que Biden tiene previsto tomar posesión, el 20 de enero.
Con información de AP