La violencia de género también puede ser silenciosa, este fenómeno complejo y sutil que se manifiesta a través de comportamientos y actitudes menos evidentes pero igualmente dañinos. A diferencia de la violencia física o verbal, esta forma de violencia es menos visible y puede ser más difícil de identificar, pero sus efectos en las víctimas son profundos y duraderos.
La falta de reconocimiento social de estos comportamientos puede hacer que las víctimas duden de sus experiencias y se sientan atrapadas en relaciones perjudiciales sin apoyo externo.
Ejemplo de ello es el gaslighting, el cual implica la manipulación psicológica para hacer que alguien dude de su propia percepción de la realidad, por otro lado, el ghosting se refiere a la práctica de terminar repentinamente toda comunicación con alguien sin explicación. Ambos comportamientos tienen efectos psicológicos significativos.
El gaslighting es una forma de abuso emocional que se caracteriza por la manipulación sistemática para hacer que la víctima cuestione su propia realidad o percepción. Según un estudio publicado en The Journal of Interpersonal Violence, aproximadamente el 60% de las personas que han experimentado gaslighting reportan síntomas de ansiedad y depresión. Además, la manipulación constante puede llevar a una baja autoestima y a trastornos de estrés postraumático. Los psicólogos indican que el gaslighting puede erosionar la confianza en uno mismo y en la percepción de la realidad, creando un entorno de inseguridad y auto-duda.
Por su parte, el ghosting, que se define como la terminación abrupta de una relación sin comunicación previa, también tiene un impacto psicológico considerable. En una encuesta realizada por Psychology Today, el 62% de los encuestados que experimentaron ghosting informaron sentirse confundidos y heridos emocionalmente.
El ghosting puede causar angustia, sentimientos de rechazo y dificultades para confiar en futuras relaciones. El hecho de ser eliminado sin explicación puede dejar a la víctima con preguntas sin respuesta, afectando su bienestar emocional y psicológico.
Ambos comportamientos comparten un aspecto común: la falta de comunicación y el impacto negativo en la salud mental de la víctima. Los estudios sugieren que tanto el gaslighting como el ghosting contribuyen a un aumento en los síntomas de ansiedad y depresión. La falta de cierre y la confusión resultante de estos comportamientos pueden exacerbar estos problemas.
Tanto el gaslighting y como el ghosting, son tipos de violencia psicológica, la cual es sutil y hace cuestionarse a la víctima sobre su culpa. A menudo, quienes la ejercen este tipo de violencia tienen comportamientos narcisistas y utilizar tácticas que parecen a simple vista inofensivas, como comentarios sutiles que menoscaban las capacidades o logros de la persona. Estos comportamientos pueden ser interpretados como insignificantes o malentendidos por quienes los observan desde fuera, lo que dificulta que la víctima reciba ayuda o validación.
Para abordar efectivamente la violencia de género silenciosa, es crucial promover una mayor conciencia y educación sobre cómo se manifiestan estos comportamientos. Crear espacios seguros para que las víctimas puedan compartir sus experiencias y recibir apoyo adecuado es fundamental para combatir esta forma de violencia. Además, fomentar una cultura de respeto y igualdad puede ayudar a prevenir la perpetuación de estas actitudes.