Ciudad de México. – Romantizar la idea de ser madre sin evaluar los riesgos tanto en materia de salud, como en materia económica y social, coadyuva a invisibilizar otros factores que condicionan a las mujeres con hijos a estar sujetas a una vida personal y laboral limitada.
De acuerdo con el informe Cerrando brechas de género en el mundo del trabajo, realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el matrimonio y la decisión de tener hijos reducen la tasa de participación de la mujer en la fuerza de trabajo, mientras ocurre lo contrario en los hombres, por lo que la brecha de género en el campo laboral es amplia.
En la región de México, Centroamérica, Panamá y República Dominicana, factores como la decisión para formar una familia, el estado civil y el número de hijos, inciden en la participación laboral femenina.
Según el estudio, los aspectos que más pesan en la oferta laboral de las mujeres y en sus demandas salariales son:
- Edad en la cual las mujeres inician su vida en pareja
- Su maternidad
- Su poder de negociación en la distribución de las actividades no remuneradas dentro del hogar
¿A qué se debe esto? Las mujeres consideran en su decisión de trabajar el ingreso de su pareja, los costos asociados a los quehaceres del hogar y al cuidado de niños y también se suman a los roles y estereotipos sociales de género.
Las tasas de participación laboral de las mujeres casadas sin hijos son del 56.2 por ciento, en comparación con el 54.6 por ciento de quienes son madres.
Mientras que países como México, Guatemala y Honduras existe penalización para las mujeres madres, en países como Nicaragua y República Dominicana, las madres participan aún más que las mujeres sin hijos.
Con información de El Financiero