Cinismo puro el de la cuatroté. Los hechos encueran en mucho los dichos de los representantes de este gobierno de cuarta, pero lo peor es que aún hay algunos mexicanos, una minoría que cree en las palabras del peje y de sus personeros.
Apenas ayer la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez presumió que el país “se encuentra en los niveles más bajos” en cuanto a incidencia de delitos y por tanto “México es un país más seguro”, el domingo pasado se registraron en el país 107 ejecuciones, cifra que equivale a un aumento de 32.72 por ciento respecto de la misma fecha de 2021.
López supera sus propias marcas año con año, pero no para bien. La carestía va en aumento; la inflación, sube diario; la improctividad, se acentúa; la incertidumbre, crece; la fuga de capitales, supera índices históricos y los crímenes por supuesto, son cada vez más y cada vez más cruentos.
Y sin embargo para los insufribles de la cuatroté, México es un paraíso para la inversión y un lugar seguro para vivir. Yo no sé en qué ínsula barataria viva López, pero esa, no es el México en el que viven 120 millones de personas a las que nos está llevando el carajo por las ineptitudes del peor de los tabasqueños.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dicen que el domingo 22 de mayo de este 2022, fue el segundo más violento del año y el tercero en el que se reportaron más de 100 ejecuciones.
Solamente en mayo de este 2022 se registraron 1,793 ejecuciones en el país, siendo los días más violentos el primero de mayo con 112 ejecuciones, el 15 con 105 y el 22 con 107, con lo que se ha convertido en el mes más sangriento en lo que va de este rojo sexenio donde se han ejecutado a más de 126 mil compatriotas, en una fallida estrategia de ¡ABRAZOS, NO BALAZOS!.
No obstante, la cuatroté en la cínica boca de la Secretaria Rosa Icela, comparó cifras de diciembre de 2018 y dijo que los delitos del fuero federal se redujeron 28.4 por ciento, lo que claramente es una mentira; dijo que en abril pasado, los asesinatos disminuyeron 17 por ciento “lo que significa la incidencia más baja desde que gobierna la cuatroté y puntualizó que 6 estados concentran el mayor número de asesinatos.
Esos estados son: Michoacán (gobernado por morena y donde el exgobernador del PRD Silviano Aureoles advirtió la presencia del crimen organizado en las elecciones), Guanajuato (gobernado por el PAN), el Estado de México (gobernado por el priista Alfredo del Mazo Maza), Baja California (Morena), Jalisco (Movimiento Ciudadano) y Sonora (gobernado por el expriísta y neomorenista Francisco Alfonso Durazo Montaño, supuestamente, experto en seguridad).
Obviamente hay declaraciones de expertos en la materia que aseguran que la metodología empleada por la Secretaria, no refleja resultados objetivos porque las cifras están relacionadas con las carpetas de investigación pero no con las ejecuciones que no se denuncian y que abundan en todo el territorio estatal. Crímenes como el robo de auto, asalto a mano armada, extorsión y secuestro, por supuesto que van en aumento.
El problema es que la frase populista del viejo de Macuspana “ABRAZOS, NO BALAZOS” no se traduce en una estrategia de seguridad pública y, al contrario, lo que estamos viendo es una sumisión del ejército y la guardia nacional a los capos del crimen organizado que mucho tendría que ver con la aseveración presidencial de “respetar” a los delincuentes que “también son seres humanos”.
La pregunta aquí sería ¿hasta dónde el Estado Mexicano debe respetar los derechos humanos de los delincuentes?, porque es claro que a ellos no les importa ni la vida de los militares, ni la de las víctimas colaterales que puedan derivarse de los enfrentamientos entre unos y otros.
México entonces está a la deriva en materia de seguridad pública y eso se refleja en la inversión en nuestro país cuyos capitales tienden a salir porque hay incertidumbre, generada desde el púlpito presidencial donde se pondera “los derechos de los delincuentes”, antes que el derecho de los ciudadanos.
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