Las mujeres en el campo mexicano, especialmente en estados como Oaxaca, desempeñan un papel fundamental en la producción agrícola, aunque enfrentan varias barreras para el acceso a recursos, igualdad de oportunidades y reconocimiento.
Según el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), las mujeres representan aproximadamente el 25% de la población que trabaja en actividades agrícolas en México. Sin embargo, su participación está marcada por el trabajo no remunerado o subvalorado, especialmente en comunidades rurales e indígenas.
En Oaxaca, un estado con una alta proporción de población indígena, las mujeres rurales desempeñan una labor vital en el cultivo de maíz, café, hortalizas y otras plantas, a menudo en un contexto de trabajo familiar, pero con escasa remuneración o acceso limitado a recursos financieros. De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), las mujeres rurales enfrentan importantes retos, como la falta de tierras propias (solo el 13% de las mujeres rurales son dueñas de tierras) y la escasa presencia en cargos de liderazgo dentro de las organizaciones campesinas.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura sobre mujeres en el sector agrícola destaca que las mujeres rurales mexicanas suelen tener menos acceso a tecnología, crédito y formación, lo que limita sus capacidades productivas. Además, el machismo y las normas sociales que asignan a las mujeres el rol de cuidadoras las relegan a tareas secundarias y las excluyen de decisiones importantes.
A pesar de estos obstáculos, ha habido avances en algunos programas destinados a empoderar a las mujeres en el campo, promoviendo su acceso a proyectos productivos, asistencia técnica y financiamiento. Además, organizaciones como la Red de Mujeres Rurales en México luchan por la igualdad de género en el sector agrícola, impulsando la participación femenina en actividades que van desde la producción hasta la toma de decisiones políticas y económicas.
Las mujeres en el campo mexicano, particularmente en Oaxaca, desempeñan un papel fundamental, aún existen retos significativos en cuanto a la igualdad de género, el acceso a recursos y el reconocimiento de su trabajo. La mejora de las condiciones para las mujeres rurales requiere de políticas públicas inclusivas y de una transformación en las estructuras sociales y laborales.