Estos fueron los tres principales errores que expertos en seguridad pública señalaron a BBC News Brasil y que, según ellos, habrían llevado a la invasión del Palacio del Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (STF). Los edificios son sede de los tres Poderes de la República.
El domingo, miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro ocuparon la Explanada de los Ministerios, en la zona central de Brasilia y, desde allí, invadieron y destrozaron las instalaciones del Palacio del Planalto, el Congreso y el STF.
La invasión se produjo luego de varios llamamientos en redes sociales, como grupos de Whatsapp. Los invasores pedían el cierre del Congreso Nacional, la intervención militar y se mostraban en contra de la elección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En respuesta, Lula anunció este domingo una intervención federal en el área de seguridad pública en el Distrito Federal.
Para llegar a los edificios, los invasores se enfrentaron a policías militares y equipos de seguridad del STF, del Congreso y del Palacio del Planalto.
Según imágenes y reportajes de canales de televisión como GloboNews, los bolsonaristas provocaron graves daños en los tres edificios.
La invasión, sin embargo, se produjo en una de las zonas que, supuestamente, deberían estar mejor resguardadas en el país.
Ante esto, la pregunta que se han estado haciendo los expertos en las últimas horas es: ¿qué errores cometieron las autoridades que llevaron a la invasión de tres de los edificios más importantes de Brasil?
1. Alertas subestimadas
La posibilidad de invadir edificios públicos en la Explanada de los Ministerios y Plaza de los Tres Poderes, en la zona central de Brasilia, ya circulaba en los grupos de Whatsapp bolsonaristas desde hace al menos cuatro días.
Se hicieron varias llamadas en las redes sociales y la expectativa era que decenas de autobuses con simpatizantes de Bolsonaro llegaran a Brasilia el fin de semana.
BBC News Brasil tuvo acceso a un video que circuló en uno de estos grupos en el que hay un claro llamado a la invasión.
“Nadie está hablando de acampar, nada… estamos hablando de tomar Brasilia como lo hizo el pueblo de Sri Lanka”, dice un extracto del video con imágenes de la invasión del palacio presidencial del país asiático, en julio de 2022.
Para el exsecretario de Seguridad Pública del Distrito Federal Arthur Rodrigues, hubo negligencia por parte de las fuerzas de seguridad locales en relación a la magnitud de las manifestaciones.
“Esta manifestación estaba prevista y era de conocimiento público. Desde hace mucho tiempo se sabía sobre la posibilidad de un motín. Claramente, el personal desplegado para atender esta manifestación no era compatible con el tamaño de la movilización”, dice el exsecretario.
Hasta el momento no se han dado a conocer cifras oficiales sobre el número de invasores y el número de policías militares presentes en la zona afectada.
Las imágenes publicadas, sin embargo, muestran que el número de agentes de seguridad era muy inferior al de los invasores.
Imágenes transmitidas por canales de televisión muestran a un agente de seguridad montado a caballo que es rodeado y atacado por bolsonaristas en las inmediaciones del Congreso Nacional sin ningún apoyo ni refuerzo policial.
Para el presidente de la junta directiva del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), Cássio Rosa, las advertencias sobre las manifestaciones fueron subestimadas.
“El aparato de seguridad desplegado por el gobierno del Distrito Federal no fue el adecuado para el tamaño de la manifestación. La policía militar local está extremadamente bien entrenada para lidiar con multitudes. Si el personal fuera compatible, difícilmente hubiéramos tenido este tipo de invasión”, afirmó Rosa.
BBC Brasil intentó contactar a la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal pero esta no respondió a las preguntas que se le plantearon.
2. Retraso en el uso de la Fuerza Nacional
Otro elemento destacado por los especialistas fue el retraso en la movilización de efectivos de la Fuerza Nacional.
El sábado, el ministro de Justicia, Flávio Dino, anunció que autorizó el uso de la fuerza para garantizar la seguridad en el área de la Explanada de los Ministerios debido a las protestas convocadas por los bolsonaristas.
“Además de todas las fuerzas federales disponibles en Brasilia, y la acción constitucional del Gobierno del Distrito Federal, en los próximos días contaremos con la ayuda de la Fuerza Nacional”, escribió Dino en Twitter.
“Ahora he firmado una orden que autoriza la acción, ante las amenazas contra la democracia”, agrega.
El pronóstico inicial era que la manifestación más fuerte tendría lugar el lunes 9 de enero. La autorización que dio Dino preveía el despliegue de efectivos de la Fuerza Nacional entre el sábado y el lunes.
En opinión del expolicía civil, politólogo y miembro del FBSP, Guaracy Mingardi, hubo un retraso en el uso de la Fuerza.
“El gobierno federal tardó en movilizar a la Fuerza Nacional. Los agentes de esta fuerza, que está integrada por policías militares de todo el país, deberían haber sido reunidos antes y puestos en espera. Todavía es muy temprano para evaluar, pero creo que pudo haber faltado agilidad en esta movilización”, indicó Mingardi.
Arthur Rodrigues, a su vez, considera que la convocatoria de la Fuerza Nacional puede haber tenido un efecto colateral en relación al objetivo final del gobierno federal, que era garantizar la seguridad de la Explanada de los Ministerios.
“El uso de la Fuerza Nacional fue inocuo porque alivió, en cierta medida, la responsabilidad del gobierno del Distrito Federal de garantizar la seguridad en la región, y la colocó en el regazo del gobierno federal. La policía militar está acostumbrada a actuar en esa región”, señaló Rodrigues.
BBC Brasil contactó al Ministerio de Justicia sobre las denuncias hechas por los expertos entrevistados en este reportaje, pero hasta el momento el organismo no ha respondido.
3. Indulgencia con el campamento y militantes bolsonaristas
Otro punto señalado por especialistas que pudo haber contribuido a la magnitud de los hechos de este domingo fue la supuesta indulgencia de las autoridades con el campamento de los bolsonaristas frente al Cuartel General del Ejército y con los militantes violentos que participaron en actos de vandalismo en las últimas semanas.
El 12 de diciembre del año pasado, fecha en que Lula recibió el diploma presidencial en el Tribunal Superior Electoral (TSE), un grupo de bolsonaristas incendió autos, autobuses e intentó invadir la sede de la Policía Federal, en Brasilia.
Los hechos ocurrieron tras la detención de un indígena bolsonarista determinada por el ministro del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes.
A pesar de la violencia empleada por los militantes, la policía militar del Distrito Federal no detuvo a nadie, lo que generó críticas sobre una supuesta connivencia de las fuerzas de seguridad locales con bolsonaristas.
Días después, sin embargo, un militante bolsonarista fue detenido por su vinculación con un intento de atentado con bomba en el Aeropuerto Internacional de Brasilia.
George Washington de Sousa confesó haber colocado la bomba, según la policía.
Según su testimonio ante la Policía Civil del Distrito Federal, su intención era que la bomba generara caos y condujera a la imposición del estado de sitio antes de la asunción de Lula como presidente.
En su testimonio, Sousa dijo que encontró militantes dispuestos a realizar el atentado en el campamento de los bolsonaristas frente al Cuartel General del Ejército.
A pesar de ello, las autoridades del Distrito Federal no desmovilizaron el campamento. Cientos de personas habían ocupado un área frente a la sede de la Fuerza durante poco más de un mes.
Los agentes del gobierno local intentaron desalojar el campamento, pero fueron rechazados por los militantes y se retiraron.
En los días siguientes, bolsonaristas y militantes, que favorecían agendas como la clausura del Congreso Nacional y la intervención militar, continuaron señalando el campamento en Brasilia como punto de encuentro del grupo.
Para Cássio Rosa, la forma en que las autoridades locales trataron tanto el campamento como los actos de vandalismo del 12 de diciembre alimentaron los episodios de este domingo.
“Los momentos posteriores a los actos de vandalismo del año pasado fueron una oportunidad para enfriar las cosas. Fue una oportunidad para negociar, hablar y sacar a esas personas de ese campamento, pero desafortunadamente eso no sucedió”, indicó.
Por Agencias.