BAGDAD (AP) — Dos ataques suicidas sacudieron el jueves un concurrido mercado en la capital de Irak causando al menos 28 muertos y 73 heridos, dijeron las autoridades.
El inusual atentado suicida se registró en la zona comercial de Bab al-Sharqi, en el centro de Bagdad, en un momento de gran tensión política por los planes para celebrar elecciones anticipadas en medio de una grave crisis económica. La sangre manchaba el piso del concurrido mercado entre los montones de ropa y zapatos mientras los sobrevivientes evaluaban los daños.
Nadie se atribuyó de inmediato la autoría del ataque.
El doble ataque causó al menos 28 fallecidos y 73 heridos, explicó el ejército iraquí, añadiendo que algunos de los heridos estaban en estado grave.
Responsables policiales y hospitalarios apuntaron que la cifra de víctimas mortales era mucho mayor. Las fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a informar a los medios.
El Ministerio de Salud iraquí anunció que todos sus hospitales en la capital se movilizaron para atender a los heridos.
El incidente ocurrió cuando las fuerzas de seguridad perseguían a los dos suicidas, que detonaron sus explosivos en el mercado próximo a la Plaza Tayaran, dijo Yahya Rasool, vocero del ejército.
Fue el primer atentado suicida en tres años en la bulliciosa zona comercial de Bagdad, desde uno en 2018, poco después de que el entonces primer ministro, Haidar al-Abadi, declarase la victoria sobre el grupo extremista Estado Islámico.
Aunque nadie reclamó la acción, en los últimos meses Irak ha sufrido violencia perpetrada tanto por Estado Islámico como por milicias.
Las milicias suelen atacar la presencia estadounidense con cohetes y morteros, especialmente la embajada de Estados Unidos en la custodiada Zona Verde. El ritmo de sus acciones se ha reducido desde la tregua informal declarada por los grupos armados respaldados por Irán en octubre.
El estilo del ataque del jueves fue similar a los perpetrados por EI en el pasado, pero el grupo extremista apenas ha podido actuar en la capital desde que fue expulsado por fuerzas iraquíes y una coalición liderada por Estados Unidos en 2017.
El doble atentado se produjo días después de que el gobierno decidió por unanimidad convocar comicios anticipados en octubre. El primer ministro, Mustafa al-Kadhimi, había anunciado el adelanto electoral en julio para satisfacer las demandas de los manifestantes antigubernamentales.
Decenas de miles de personas salieron a la calle el año pasado para reclamar un cambio político, el fin de la corrupción generalizada y mejores servicios. Más de 500 personas murieron en las multitudinarias marchas cuando las fuerza de seguridad emplearon munición real y gases lacrimógenos para dispersarlas.
Irak sufre también una grave crisis económica derivada de los bajos precios del petróleo, que ha llevado al gobierno a endeudarse internamente a riesgo de agotar sus reservas de divisas.