“No tenemos una opinión positiva. Los países escandinavos son como una casa de huéspedes para organizaciones terroristas”, dijo este viernes a la prensa el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mencionando en concreto al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado un grupo “terrorista” por Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos. “Voy incluso más allá, ellos [los terroristas] también tienen espacio en sus parlamentos”, añadió.
El jefe de Estado aseguró que no quiere “que se repita el mismo error que se cometió con la adhesión de Grecia”. “Seguimos actualmente la evolución de Suecia y Finlandia, pero no tenemos una opinión positiva, porque cometieron un error en la OTAN con respecto a Grecia antes, contra Turquía”, declaró el jefe de Estado después de la oración del viernes en Estambul.
La reacción de Turquía es la primera voz disonante en el seno de la OTAN sobre la posibilidad de adhesión de Finlandia y Suecia a la Alianza del Atlántico Norte. Desde antes del comienzo de la crisis y luego tras la invasión rusa en Ucrania, Turquía ha hecho todo lo posible por mantener buenas relaciones tanto con Moscú como con Kiev, de los que depende estrechamente su economía.
La entrada de un nuevo país en la OTAN requiere el visto bueno de todos los miembros de la Alianza, de la que Turquía es uno de los miembros más importantes. Suecia y otros países nórdicos han criticado en numerosas ocasiones a Turquía por la vulneración de derechos humanos de la minoría kurda y ha dado asilo también a personas críticas con el presidente islamista turco.
Con información de DW