OPINIÓN

Adriana Ramos León, una razón suficiente para votar el 1 de junio

  • Más allá del desencanto electoral, la trayectoria de Adriana Alejandra Ramos León le devuelve el sentido al voto: experiencia, imparcialidad y visión moderna de justicia.

En Ética para Amador, Fernando Savater escribió: “a las cosas hay que manejarlas como a cosas y a las personas hay que tratarlas como personas”, porque solo de este modo, “las cosas nos ayudarán en muchos aspectos y las personas en uno fundamental, que ninguna cosa puede suplir: el de ser humanos”¹.

He sostenido reiteradamente que la elección de candidatos al Poder Judicial es fruto de una vendetta, del resentimiento que el expresidente Andrés Manuel López Obrador albergó cuando sus intentos de someter al Poder Judicial de la Federación fracasaron frente a jueces que actuaron con valentía y autonomía.

Fueron juzgadores que detuvieron obras emblemáticas o que resistieron los embates del Ejecutivo por convicción constitucional, no por ideología conservadora o de derecha. No confundamos: el respeto a la ley no equivale a una postura política.

Hasta hace poco, creía inútil acudir a las urnas. Consideraba que el sufragio solo servía para legitimar un proceso viciado. Esa percepción cambió al conocer la trayectoria de Adriana Alejandra Ramos León, magistrada en funciones del Tribunal Colegiado en Materia Civil y Administrativa, quien aspira a refrendar su cargo con el número 9 en la boleta rosa el próximo 1 de junio.

Tras revisar su perfil público en el portal del Consejo de la Judicatura Federal² y entrevistarla para el noticiario de radio a mi cargo en Estado Actual, encontré una razón suficiente para votar y definir el sentido de mi voto.

Ya he escrito sobre la teoría de la razón suficiente, desarrollada por Gottfried Wilhelm Leibniz en Monadología, según la cual “nada es sin razón, o no hay ningún hecho verdadero o existente sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo” ³. En otras palabras, de la nada no se obtiene algo.

Con la elección de Ramos León, Oaxaca (el Décimo Tercer Circuito) tendría una magistrada con sólida formación académica, conocedora del quehacer judicial y con más de 27 años de servicio: desde sus inicios como meritoria, pasando por oficial judicial, secretaria, jueza federal y hasta su actual cargo como magistrada.

En Sobre los deberes, Marco Tulio Cicerón definía como virtudes esenciales de un juez la integridad, la imparcialidad, la sabiduría y la justicia. Rasgos que la candidata encarna y complementa con una visión moderna: propone instaurar un sistema de gestión judicial centrado en resultados, que optimice los recursos humanos y materiales, reduzca los tiempos de resolución, y no pierda de vista la transparencia ni la rendición de cuentas.

Entre sus propuestas destaca la incorporación intensiva de tecnologías: expedientes digitales, notificaciones electrónicas y audiencias virtuales, con el objetivo de hacer más eficiente y accesible la justicia.

En tiempos donde el escepticismo electoral es comprensible, pero también peligroso, elegir con criterio una opción fundamentada puede marcar la diferencia. Para mí, esa razón suficiente tiene nombre y número en la boleta.

¹ Fernando Savater, Ética para Amador (Barcelona: Ariel, 1991), 86.

² Consejo de la Judicatura Federal, “Ficha pública de la magistrada Adriana Alejandra Ramos León”, https://w3.cjf.gob.mx/sevie_page/Fichas/FichasJueMag//34202.html.

³ Gottfried Wilhelm Leibniz, Monadología, trad. por Adolfo García de la Sienra (México: UNAM, 2004), §32.

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